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domingo, 30 de abril de 2017

El atolladero


Un hombre entró en una pollería. Vio un pollo colgado y, dirigiéndose al pollero, le dijo: Esta noche tengo en casa una cena para unos amigos y necesito un pollo. ¿Cuánto pesa éste? -Dos kilos, señor- contestó el pollero. El cliente se quedó pensativo y dijo: -Éste no me sirve. Necesito uno más grande! El cliente no sabía que era el único pollo que quedaba en la tienda porque el resto de los pollos se habían vendido. El pollero, empero, no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión. Cogió el pollo y se retiró a la trastienda, mientras iba explicando al cliente: -No se preocupe, señor, enseguida le traeré un pollo mayor. Permaneció unos segundos en la trastienda. Acto seguido apareció con el mismo pollo entre las manos, y dijo: -Éste es mayor, señor. Espero que sea de su agrado. -¿Cuánto pesa éste? -preguntó el cliente. -Tres kilos -contestó el pollero sin dudarlo un instante. Y entonces el cliente dijo: -Bueno, me quedo con los dos.