Páginas

sábado, 29 de abril de 2017


Había un juez que le gustaba mucho el pescado. Por lo tanto, toda la gente del pueblo, le llevaba pescados de regalo. Sin embargo el juez no los aceptaba. Al ver esto, su esposa lo censuró diciéndole: “Si tanto te gusta el pescado, ¿Por qué no aceptas el pescado que te regalan?”. El juez le contesto: “Precisamente porque me gusta el pescado es que no acepto el pescado que me regalan. Si acepto el pescado asumo un compromiso y quedo en deuda con ellos. Y es capaz que alguna vez deba infringir la ley por esa deuda. Y si infrinjo la ley, seré destituido como juez, y una vez destituido de mi cargo, no podré proveerme de pescado. Si, por el contrario, no acepto el pescado de ellos, y no me destituyen de mi cargo, siempre poder abastecerme del pescado que quiera.”