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miércoles, 28 de junio de 2017

El futuro: Definido e incierto


Dios les da a algunos mucha riqueza, honor y todo lo que pudieran desear, pero luego no les da la oportunidad de disfrutar de esas cosas. Se mueren, y algún otro —incluso un extraño— termina disfrutando de toda esa abundancia. ¡A mí me parece algo terrible y sin sentido! Un hombre puede vivir cien años, y llegar a tener cien hijos, pero si no disfruta de las cosas buenas de la vida y ni siquiera recibe un entierro digno, sería mejor para él haber nacido muerto. Entonces su nacimiento habría sido insignificante, y él habría terminado en la oscuridad. Ni siquiera habría tenido un nombre ni habría visto la luz del sol o sabido que existía. Sin embargo, habría gozado de más paz que si hubiera crecido para convertirse en un hombre infeliz. Tal vez ese hombre viva dos mil años, pero si no es feliz, el bebé que nació muerto encontró un camino más fácil para llegar al mismo fin. Toda la gente se pasa la vida trabajando para calmar el hambre, pero su estómago nunca queda satisfecho. Es mejor ser feliz con lo que se tiene que querer siempre tener más y más. Ese afán por tener cada vez más no tiene sentido. ¡Disfruta de lo que tienes en lugar de desear lo que no tienes! Todo ha sido decidido. Ya se sabía desde hace tiempo lo que cada persona habría de ser. Así que no sirve de nada discutir con Dios acerca de tu destino. En la brevedad de nuestra vida sin sentido, ¿quién conoce  cómo pasar mejor nuestros días? Nuestra vida es como una sombra. ¿Quién sabe lo que sucederá en este mundo después de la muerte? (Salomòn)