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sábado, 22 de julio de 2017

El balsero y el estudiante


“Un día, un joven estudiante naturalista sube a una vieja balsa guiada por un viejito. En el viaje el joven, sorprendido por la inmensidad de paisajes del lugar, le pregunto al viejito que estaba ocupado con su trabajo: -Buen día señor, veo que usted hace mucho que esta en este “rubro” – Si, toda mi vida fui balsero -Vea usted, ¿y siempre recorrió este mismo camino que estamos recorriendo ahora mismo? -Sí, es un camino muy transitado, que me deja el dinero necesario para vivir. -Entonces sabrá usted que son esas hermosas piedras que veo a la orilla, ¿Cómo se llaman? -No señor, disculpe que no sepa responderle, pero no sé cómo se llaman esas hermosas piedras. -Ahhh, entonces, amigo, ha perdido una gran parte de su vida por no conocer la amplia variedad de estas piedras hermosas. El balsero, sin saber que responder, siguió dirigiendo la balsa, mientras el Estudiante observaba el paisaje. En un momento el Estudiante vuelve a dirigir la palabra hacia el balsero, y le pregunta: -¿Usted sabe que son esas hermosas flores, de los colores más variados, que florecen a la orilla de estas aguas? -No señor, no lo sé. Sé que son flores, pero no sé qué flores son. -Ahh, entonces, amigo, usted ha perdido otra gran parte de su vida al no conocer la hermosa variedad de flores del lugar. El balsero, nuevamente sin decir nada, continuo con su viaje por el rio, mientras el Estudiante observaba la naturaleza. En un momento, el Estudiante volviendo a dirigir la palabra al Balsero, le pregunta: -Disculpe, ¿Usted sabe cómo se llaman esos hermosos peces que nadan por las cristalinas aguas de este río? -No señor, solo sé que son peces, pero no se sus nombres y nada referido a ellos. – Ahh, que lastima, entonces, sepa usted que ha perdido una gran parte de su vida al no saber nada de peces, ni de flores, ni de rocas… Al momento siguiente, el balsero se da cuenta que la balsa comienza a hundirse de forma rápida, y le pregunta al Estudiante: -Disculpe, ¿Usted sabe nadar? -No, no lo sé, nunca se me dio la oportunidad para aprender. – Ahh, que lastima, entonces amigo, ¡Epa que usted va a perder toda su vida!