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miércoles, 12 de julio de 2017

El secreto



Una vez un ministro muy querido llevó un secreto, enterrado por mucho tiempo en lo profundo de su corazón ¡El peso de un pecado! Que había cometido hacía muchos años durante su entrenamiento en el Seminario. Nadie sabía lo que había hecho, pero él sabía que estaba arrepentido. Aun así, había sufrido remordimientos por años, sin idea del perdón de Dios. Una mujer en su iglesia amaba al Señor profundamente y afirmaba que tenía visiones en las que Jesús le hablaba. El ministro, escéptico de sus afirmaciones, le pidió: -“La próxima vez que hable con el Señor ¿Podría preguntarle cuál fue el pecado que cometí mientras estaba en el Seminario? La mujer asintió. Cuándo volvió a la iglesia unos días después el ministro le preguntó: “¿Le visitó?” Ella contestó: “Sí”. – “¿Y le preguntó qué pecado cometí en el Seminario?” – “Sí”, respondió. – “Bien, ¿qué le dijo?” – Dijo: “no me acuerdo”. ¡Si Dios te ha perdonado olvida también tus faltas! “Yo, y nadie más, soy el que borra tus rebeliones, porque así soy yo, y no volveré a acordarme de tus pecados” Isaías 43: 25. Cuando dejes ir ese pasado que tanto te hiere, comenzará a sanar tu alma. Perdónate a ti mismo por tus errores y también perdona a los que alguna vez les hicieron daño. Toda persona debe tener un lote especial en su propio cementerio en donde enterrar también las faltas de los amigos y familiares. “Sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes a través de Cristo” Efesios 4: 32.