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miércoles, 19 de julio de 2017

La codicia: Enemiga del servicio


El ministerio cristiano sirve a los demás; la codicia se sirve a sí misma. El ministerio cristiano utiliza las cosas para servir a las personas, la codicia utiliza a las personas para obtener cosas. Uno puede volverse codicioso en por lo menos cuatro áreas muy comunes: el dinero, las posesiones, la fama y el placer. La historia de Giezi (2 Reyes 5), el servidor que se volvió codicioso, muestra los peligros y las oportunidades que uno tiene. Esta historia es la continuación del relato sobre Naamán, el oficial que fue sanado de su lepra  quien descubrió que la gracia de Dios es gratis con solo pedirla.  Eliseo había sido claro que no recibiría el dinero de Naamán. Por otro lado Naamán nunca le ofreció nada a Giezi y  lo que este siervo hizo fue deshonesto y egoísta: 1.- Siguió tras los regalos “no aceptados” sin pensar que podía afectar el crecimiento espiritual del sirio y sin ninguna preocupación por la reputación de su amo (V.21) 2.- Invento una mentira bien pensada  para sacar el dinero a Naamán (V.22) 3.- Recibió de Naamán lo que no le pertenecía (V.23) 4.- Oculto sus acciones de Eliseo (V.24) y 5.- Le mintió sin titubear (V. 25). Cuando uno sirve a alguien la confianza es esencial y la integridad debe ser permanente. Como es lógico, Eliseo no fue engañado, y las consecuencias fueron trágicas ya que la lepra del general sirio le fue traspasada (V. 26-27). Giezi perdió su futuro ministerio y si bien es cierto que se arrepintió, ¡Nunca fue sanado!