Absalón fue el tercer hijo del rey David el cual tuvo muchas
esposas y demasiados hijos. David era un hombre muy ocupado resolviendo asuntos
de estado por lo que la crianza de los hijos fue nula. Su palacio estuvo lleno recelos,
intrigas, celos y odios, incesto y asesinato. Los problemas en la familia
inician con la violación de Tamar, hermana de Absalón por parte de su medio hermano
mayor Ammón, ante lo cual el rey David no hizo nada al respecto provocando que Absalón
tomara la justicia por su propia cuenta dos años más tarde. Absalón huye a la casa
de su abuelo por espacio de tres años para crear su propio reino dentro del
reino de David convirtiendo en rebeldes a varios de los súbditos leales al rey.
2 Samuel 18 nos presenta el infame y triste final de Absalón en medio de una
batalla entre los ejércitos de padre e hijo. David recibe la noticia de la muerte de su
hijo y se angustia en gran manera probablemente recordando la desdichada vida
de Absalón y los dolorosos recuerdos de sus miles de fallas como padre. ¡Ay,
pero ya era demasiado tarde! Un hogar infeliz produce hijos desequilibrados.
David fue todo un éxito en cuanto a realizaciones públicas, pero en lo
referente a su familia fue un fracaso. La falta de disciplina paterna genera
inseguridad y resentimiento en los hijos y el no restablecer una relación rota
ocasiona heridas que nunca cicatrizan. La muerte del hijo dejo en David un
remordimiento que no era más que el solo deseo inútil de haber hecho las cosas
de una manera diferente…