Poco después del nacimiento de su hermano, la pequeña Sachi empezó
a pedir a sus padres que la dejaran sola con el nuevo bebé. Como ellos temían
que, al igual que la mayoría de niños de cuatro años, la pequeña estuviera
celosa y quisiera golpear o sacudir a su hermano, le dijeron que no. Pero Sachi
no daba señales de celos. Era bondadosa con el bebé y pedía cada vez con más
urgencia que la dejaran a solas con él. Finalmente, los padres decidieron
permitírselo. Jubilosa, la niña entró en la habitación del bebé y cerró la
puerta, que sin embargo se abrió apenas, dejando una rendija, suficiente para
que los curiosos padres pudieran observarla y escucharla. Entonces pudieron ver
cómo la pequeña Sachi se acercaba silenciosamente a su nuevo hermano y,
acercando su rostro al de él, le decía en voz baja: —Bebé, cuéntame cómo es Dios, que yo ya estoy empezando a
olvidarme. Estimados padres: “Eduquen a sus hijos desde niños a seguir
fielmente su camino, y aun cuando lleguen a viejos seguirán sus enseñanzas”
Proverbios 22: 6