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lunes, 8 de enero de 2018

El poder de un charlatàn


Como seres humanos, todos tenemos una necesidad desesperada de creer en algo, en cualquier cosa. Esto nos vuelve fundamentalmente crédulos. Basta con que se nos tiente con alguna nueva causa, un elixir mágico o una fórmula de enriquecimiento rápido para que mordamos el anzuelo. La historia está repleta de cultos y tendencias que han atraído masas de seguidores y que podrían llenar bibliotecas enteras. Se fabrican santos y religiones a partir de la nada mientras que un charlatán se ubica en una elevada plataforma o “saltimbanqui”. La multitud emocionada y sin razonamiento se apiña a su alrededor mientras el charlatán hace promesas de algo grandioso y transformador inventando palabras nuevas ¡Creando la impresión de un conocimiento elevado! Divierte a los aburridos y mantiene lejos a los cínicos inventando rituales exóticos de culturas lejanas. Posteriormente organiza a sus feligreses por jerarquía según su grado de santidad. Disimula su vida de lujos y el fraudulento origen de su riqueza proveniente de sus ingenuos seguidores haciendo que ellos copien sus métodos para obtener los mismos resultados que el gurú. Y para mantener unidos a sus seguidores crea la dinámica de “nosotros contra ellos” haciéndoles creer que son un club exclusivo unido por lazos divinos y que el resto de la humanidad son “no creyentes” y miembros de fuerzas malignas.