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sábado, 8 de septiembre de 2018

Asuntos ajenos


Estoy en un nivel de tranquilidad que no cualquier huracán puede hacerme tambalear. Me da pereza contestar las ofensas y paso por alto las frustraciones de los demás. Estoy tan ocupado tratando de ser alguien mejor y conquistando mi propia libertad, que entrometerme en las vidas ajenas no es ninguna prioridad. Mi abuela decía que la gente exitosa nunca se preocupa de lo que los demás están haciendo. Es increíble como todo el mundo parece tener una idea clara de cómo los demás deben vivir sus propias vidas, pero no tienen ni idea de cómo vivir la suya. El apóstol Pedro dice en su primera carta que: “Si hemos de sufrir que no sea por matar, robar, causar problemas o entrometernos en asuntos ajenos”. No te preocupes por algo que no tenga que ver contigo. El problema con meterse en asuntos ajenos es que podes terminar metido en asuntos ajenos. Uno debe aprender a respetar la vida de los demás aunque no estemos de acuerdo y no entendamos sus razones. El cálculo es muy simple: Si no vas a sumar o multiplicar ¡No restes ni dividas! Vive y deja vivir, da a otros los mismos derechos que quieres para ti y libérate de los juicios ajenos y propios. Y así serás muy feliz.