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miércoles, 21 de noviembre de 2018

El silencio de los inocentes


A veces es mejor respirar profundo y guardar silencio. Te das cuenta de muchas cosas, pero prefieres no decir nada. Quisieras decir tanto, pero sabes que es mejor callar. ¡No decir nada, pero sentir todo! Mirar sin decir nada, hablar con los ojos exhaustos de palabras. Como si todo estuviera dicho, como si la intención fuera clara. Mirar así… diciendo de todo, sin decir nada. No que falten palabras o sobren silencios. Es que no alcanza el resto de la vida para decir lo que se siente. A veces, es mejor guardar silencio y no decir nada, porque no decir nada es la mejor respuesta. La gente puede citar mal tus palabras, pero ¡El silencio nunca puede ser mal citado! Es el grito más fuerte… Si hubiera un poco más de silencio, si todos guardáramos silencio… tal vez podríamos entender algo. Dicen que el silencio es la antesala de la palabra. Sin decir nada, se pueden decir tantas cosas, que, a veces, es mejor callar, y dejar que sea el propio interlocutor el que imagine o interprete lo que se intenta comunicar a través de la magia del silencio. El silencio es una fuente de gran poder y nada fortalece la autoridad tanto como el silencio. En la temporada adecuada es sabiduría y es mejor que cualquier discurso. A veces la mejor estrategia es no actuar, no mover un dedo, no hablar. ¿Cómo hablar sin conocer la historia que viene detrás?