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viernes, 14 de diciembre de 2018

A todo o nada


A todo o nada, sin términos medios. Hacerlo todo o no hacer nada, porque a medias no sirve. Conquistar el mundo o acostarme a dormir. Así es el amor, como el déspota más orgulloso del mundo; si no puedes, no puedes, y se acabó. Si eliges no querer ahora, no te aseguro que podrás elegir querer después. Blanco o negro, no sirve el gris, o el amor que das es tanto como el que recibes, o… mejor nada. ¡Pero no exijas nada! Si no sirve bótalo, si no te llena, derrámalo. Y si le gusta otra, regálalo. Pero un amor a medias ¡Naranjas! Ni segunda opción, ni a ratos o de vez en cuando, ni amor compartido, ni a turnos, ni en base a promesas, mucho menos con indecisiones. O nos amamos cuando estamos demasiado lejos o demasiado cerca; las distancias medias solo sirven para amores a medias y nosotros nos amamos al límite; aquí se juega a trueno o no se juega a nada. Nos enamoramos sabiendo lo que somos y sabiendo que nuestro amor no iba a ser fácil. Extrañarse, verse partir y esperar el regreso no iba a ser fácil pero el amor todo lo puede y seguiremos intentándolo las veces que sea necesario, porque en la vida, al igual que en el amor, nadie dijo que sería fácil. Puedo hacer cualquier cosa siempre y cuando sea contigo. Bailaré contigo, aunque no me guste bailar y lo haré porque es contigo y con nadie más. Y para el que se meta: ¡Golpes, tiros y patadas! Principalmente para aquellos que hacen uso de la teoría creyendo que lo saben todo y nada les funciona. Nosotros vamos a la práctica y sin saber por qué ¡Todo nos funciona! Después de todo, nada ha sido todo a pesar de que muchos crean que no ha sido nada. Después de todo o después de nada sabemos que nada no era más que todo. Después de todo lo que hemos vivido llego a la misma conclusión: A todo contigo o nada con nadie…