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sábado, 8 de diciembre de 2018

Incompetencia


Decimos que: “No hay, peor cosa que poner a un indio a repartir chicha”, cuando se encomienda una tarea a alguien que no es adecuado o que no tiene la competencia del caso. Hablo de gerentes, políticos, pastores de iglesias, etc. Una persona puede ser muy competente y con un claro dominio de sus labores cotidianas. Sin embargo, esto no quiere decir que deba ser ascendido a un cargo superior por lo bueno que es en su posición actual. Shakespeare decía que: “Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien”. Lo más probable que suceda es que esta persona experimente un descenso en su profesionalidad que le llevará a ser incompetente en el nuevo puesto. Lo anterior se conoce como “El principio de Peter”. Esta es una realidad que afecta gravemente a muchas organizaciones y al rendimiento del equipo de trabajo. Cabe decir, que esto no tiene nada que ver con el crecimiento profesional de la persona, sino que está orientado a la colocación errónea de personas en puestos no apropiados para ellos, bien por su personalidad o escasa mentalidad de liderazgo o dirección de equipos. Si los puestos de toma de decisiones y alta responsabilidad están ocupados por personas incompetentes, es evidente que las decisiones que se tomen, lejos de ser acertadas, causarán catastróficas pérdidas para la organización. La incompetencia será más dañina cuanto mayor sea el poder del incompetente. ¡Y después de tantos años, nos seguimos preguntamos porque las cosas siguen saliendo mal!