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martes, 4 de diciembre de 2018

La primera institución


“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza…” Génesis 1: 26. El incremento en el interés y la atención personal de Dios llega a su clímax en la creación del ser humano el cual es una reflexión del carácter de Dios, porque puede reflejar amor, paciencia, perdón, bondad, fidelidad, etc. Al decir “Hagamos”, Dios expresa un acto directo en el cual Dios utiliza sus manos y no únicamente su palabra: “Dijo Dios”. Él tomó tierra húmeda (Génesis 2: 7) y con cuidado formó un vaso para la vida espiritual y física y lo vitalizó con su aliento. Dios pone a Adán: “Hombre” o “ser humano” en el huerto (Génesis 2: 15) para que lo labrara y lo cuidara. Posteriormente Dios le da al hombre el control y dominio de todas las criaturas (Génesis 1: 26 – 28) a través del conocimiento (Génesis 2: 19 – 20) y el estudio. Poco después Dios vió que algo ¡No estaba bien!  “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” Génesis 2: 18. “Ayuda” Indica que Adán no era capaz de alcanzar por sí solo todo lo que estaba llamado a ser y a hacer e “Idónea” Indica un complemento necesario para el trabajo diario, la procreación, el apoyo y compañía mutuos. Génesis 2: 20 – 23 expresa que la costilla fue probablemente seleccionada como parte simbólica de lo más íntimo de la anatomía de Adán, muy cerca del corazón del hombre, una compañera bajo su protección. Posteriormente Dios da el primer mandamiento de la historia: “Dios los creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,” Génesis 1: 27 – 28. La Biblia demuestra que la familia fue la primera institución que Dios creó, antes del gobierno civil y antes de la iglesia. Es una íntima convivencia donde todos sus miembros perciben la sensación de protección y seguridad.