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martes, 11 de diciembre de 2018

¿Sabes?

Mucho hablar y poco saber, te puede echar a perder. El que sabe no dice todo lo que piensa porque siempre piensa todo lo que dice. ¡Además habla muy poco! Caso contrario del que habla mucho, siempre sabe poco y solo repite lo que cree saber. ¿Y para que quiere saber?¡Solo para hablar de ello! Recuerda que si no sabes de algo tienes dos lindas opciones: o te informas o te callas. El primer paso de la ignorancia es presumir saber. ¡Creer saberlo todo! Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad. Saber que no se sabe, eso es humildad. No es lo que tú no sabes lo que te mete en problemas. Es lo que tú crees saber con absoluta seguridad y simplemente no es así. Saber y saberlo demostrar es valer dos veces. No critiques, si no sabes. No pretendas saber, si no entiendes.  Cualquier tonto puede saber, la clave está en entender. La felicidad del entendimiento se funda en el saber. Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; es el verdadero saber. Cicerón decía: “O sabes que nada sabes, o lo ignoras. Si lo ignoras, no puedes afirmarlo. Si lo sabes, algo sabes”. Es preciso saber lo que se quiere; cuando se sabe, hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice es menester tener el coraje de realizarlo. El saber no es suficiente, debemos aplicarlo. El querer no es suficiente, debemos hacer. Aquellos que tienen el privilegio de saber, tienen la obligación de actuar. ¿El grado sumo del saber? Es contemplar el “Por qué”. Sin embargo, la peor batalla es entre lo que se sabe y lo que se siente.