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martes, 21 de enero de 2020

400 años de silencio

Después de que Malaquías acabase sus profecías (435 a.C.) se cerraba el canon del Antiguo Testamento. Durante este tiempo, Dios hizo una nueva disposición de las escenas de la historia, de una manera muy parecida a como los encargados de un escenario de teatro preparan el escenario antes de que caiga el telón y cuando se levanta de nuevo hay una escena completamente distinta. Hasta ese momento, Babilonia (605 – 539 a.C.) había sido la principal potencia mundial, pero a esto siguió rápidamente el Imperio medopersa (539 – 334 a.C.). Grecia y Macedonia bajo el gobierno de Alejandro el Grande conquista el imperio medopersa en el 330 a.C. y Roma conquista a los griegos en el 63 a.C. El ascenso y caída de estos reinos aparecen en Daniel 2: 31 al 43. Posterior a la muerte de Alejandro el Grande su reino fue dividido por una lucha entre los Ptolomeos de Egipto y los monarcas de Siria. En el 284 a.C. el antiguo testamento fue traducido por primera vez a otro idioma bajo el reino de uno de los Ptolomeos quien convocó a un grupo de 70 eruditos para que hiciesen una traducción de las escrituras hebreas. Cuando la terminaron, se le dio el nombre de Septuaginta y esta se convirtió en la versión griega de la Biblia hebrea. Alrededor del 203 a. de C. Antíoco el Grande llegó al poder en Siria y comenzó el reinado de la potencia siria sobre Palestina. En el 166 a.C. los macabeos se rebelan contra Siria y después de una serie de batallas logran la independencia de la provincia de Judea. Este fue el fundamento de la dinastía asmonea (166 – 63 a.C.). A partir de entonces, Palestina se encontró bajo la autoridad y el poder de Roma.