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domingo, 19 de enero de 2020

Para ganar... ¿Hay que jugar?

¿Sabías que Antonio Esfandiari es el jugador de póker que más dinero ha ganado en certámenes mundiales? ¡26 millones de dólares! La Biblia no menciona directamente estos juegos, pero Pablo advierte contra el amor al dinero como raíz de todo mal (1 Timoteo 6: 10) y una razón del abandono de la fe. La gente juega a la lotería pues codicia dinero rápido y fácil. Quien desea riquezas mediante el azar, está atrapado por Satanás para destruirlo. Es ilógico usar dinero y tiempo en el juego. Esta industria puede existir porque la gente pierde más de lo que gana. Primero se juega por diversión, pero luego se convierte en una obsesión. Los juegos de naipes, las apuestas, los juegos de azar, las carreras de caballos son invenciones que inducen a los hombres a promover estas diversiones con tanto celo como si estuvieran ganándose la preciosa dadiva de la vida eterna. Los hombres gastan sumas inmensas en estos placeres prohibidos y, como resultado, su capacidad es degradada y corrompida. La ludopatía es un trastorno psicológico, en que la persona se ve urgente e incontroladamente obligada a jugar, de forma persistente y progresiva, y perjudica su vida personal, familiar y vocacional. Si este es tu caso, admite que tienes un problema, abandónalo inmediatamente y busca refugio en un grupo de ayuda, para evitar recaídas. Aléjate de estímulos que te atraiga al juego y fortalece tu autoestima.