La Biblia menciona varios casos de suicidios sin emitir juicio
sobre la moralidad de la acción. Esto no significa que el suicidio sea
moralmente correcto; el autor bíblico está simplemente narrando lo ocurrido. El
impacto moral del suicidio puede evaluarse mediante una comprensión bíblica de
la vida humana. La ley mosaica del Antiguo Testamento no se refiere
directamente al suicidio porque lo contempla dentro del homicidio: “No matarás” Éxodo 20:13. Lo anterior expresa claramente que ¡Suicidarse
es un pecado! Por lo que desde la perspectiva de la Escritura la vida humana se
concibe siempre como un don de Dios y sólo el Creador tiene autoridad sobre la
vida y la muerte de su criatura. Dios, el verdadero propietario concede la vida
en usufructo para que el ser humano la administre y rinda cuentas al final de
su buena o mala gestión. “Nosotros no somos tan independientes como para poder
vivir o morir para nosotros mismos. Al vivir o morir lo hacemos para el
Señor.” Romanos 14: 7 - 8
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