La Biblia dice que fracasa el que no escucha el consejo de la
persona correcta (Proverbios 15: 22). Pero la gran mayoría de los fracasos se
originan por la desobediencia a Dios (Salmo 81: 11 – 16) cumpliéndose así la ley
universal de “La siembra y la cosecha” (Gálatas 6: 7 – 8). ¿Sabías que la
palabra fracaso significa “fallar en el blanco”? ¡El blanco es la Voluntad de
Dios! Sin embargo, el hombre tiene la potestad de elegir (Génesis 3) ya que sin
una alternativa sería igual que un prisionero. No todo fracaso es pecado, pero
todo pecado es un fracaso el cual se puede convertir en derrota o en victoria. Conviertes
el fracaso en derrota cuando lo cubres, huyes de Él y culpas a otros tal y como
lo hicieron Adán y Eva o puedes convertirlo en victoria cuando lo comprendes,
buscas a Dios y te arrepientes tal y como lo hizo Jonás. Adicionalmente dile
adiós a la culpa del ayer, determina el punto en donde perdiste la voluntad de
Dios y corrige el error (Jonás 3: 1 – 2).
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