Freud decía que “Lo contrario al amor no es el odio, sino la
indiferencia”. Fría como la hiel es la INDIFERENCIA y la vemos hoy en día en
muchos hijos hacia sus padres. La indiferencia duele más que el desamor o el odio,
duele que los hijos sean indiferentes a los padres ¡Duele mucho! Duele mucho
esperar visitas de hijos que no llegan y llamadas por teléfono que nunca serán
recibidas. Salomón dijo: “Cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”.
Despreciar es cortar de tajo; en cambio,
¡menospreciar es herir por partes! ¿Cómo se hiere a los padres en
partes? Muchos adultos mayores se vuelven invisibles a sus hijos y sus
conversaciones ya no son interesantes. El lenguaje y los gestos son objetos de
burla cuando fallan y se equivocan. Dice la Biblia que toda deshonra a los
padres hace “maldito” al hijo que lo comete, y el que maldice a su padre o a su
madre, se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa. ¡No darles a los padres el respeto debido es
un asunto sumamente delicado! Que nunca se te olvide que tus padres YA TE PAGARON
POR ADELANTADO lo que debes hacer por ellos hoy. Estimado hijo: Ve y busca a tus
padres, pídeles perdón y cambia esa manera de ser fría y sin piedad. Estimados
padres: Si sufren indiferencia, no queda otra que aplicar lo que dijo Amado
Nervo: “Quiero a quien me quiera y olvido a quien me olvida”.