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jueves, 13 de julio de 2017

Utilizando pedazos rotos


Es extremadamente raro encontrar en los grandes museos del mundo objetos antiguos que no estén rotos. En realidad, algunas de las piezas más preciadas del mundo son sólo fragmentos que permanecen como un sagrado recuerdo de un glorioso pasado. En el palacio real de Teherán, en Irán, puede verse uno de los más hermoso trabajos en mosaico del mundo. Los techos y paredes resplandecen como diamantes en reflejos multifacéticos. Originalmente, cuando fue diseñado, el arquitecto hizo colocar grandes paneles de espejos en las paredes. Cuando llegó el primer embarque desde París, encontraron horrorizados que los espejos estaban rotos. El contratista los tiró a la basura y le llevó las tristes nuevas al arquitecto. De forma sorprendente, el arquitecto ordenó que se recogiesen todos los trozos rotos, los rompió en pequeños pedazos y los pegó en las paredes para convertirlas en un mosaico de plateados, brillantes, espejados trozos de vidrio. ¡Quebrarse para embellecerse! Es posible convertir tus cicatrices en estrellas. En ciertos momentos de nuestras vidas nos encontramos rotos. Nadie sabe lo destruido que, muchas veces, nos sentimos por dentro, realmente no lo demostramos. Lloramos a puertas cerradas y peleamos batallas de las que nadie nunca se entera. Es posible mejorar a causa del quebranto. La verdadera fuerza se encuentra en recoger los pedazos. Comenzar a reunir esos pedazos esparcidos y repararnos a nosotros mismos, sin ruido ni sonrisas impostoras, entre cuatro paredes, en medio del silencio y lejos de la gente...