miércoles, 2 de agosto de 2017

Oportunidades e infortunios


Salomón dijo en Eclesiastés 9: 11, que había sido testigo de cinco injusticias que tiene esta vida: “(1) El que corre más rápido no siempre gana la carrera; (2) El ejército más poderoso no siempre gana la batalla; (3) El más sabio no siempre consigue dejar de ser pobre; (4) El más inteligente no siempre consigue hacerse rico y (5) Una persona  bien instruida no siempre tiene éxito en la vida. Todo depende de estar en el lugar correcto en el momento oportuno”. En síntesis, ninguno de los cinco logros recibe la recompensa que merece porque dos factores limitan el éxito: el tiempo y el hecho inesperado ¡Todos dependemos de oportunidades e infortunios! Cuando se ven casos así, la gente dice que la vida es injusta, y tienen razón. El mundo es finito y el pecado ha torcido la vida, haciendo de ella todo lo contrario a lo que es el propósito de Dios. Debemos mantener nuestra perspectiva. Si no se espera demasiado de la sabiduría ésta tiene su valor para el ser humano, valor que no depende del reconocimiento social de la sabiduría sino de la íntima satisfacción del que puede hacer un uso adecuado de ella. Nuestra sociedad sitúa la riqueza, la belleza física y el éxito por encima de la sabiduría. Sin embargo, la sabiduría es un bien mayor que la fortaleza, a pesar de que con frecuencia las masas no lo reconocen. El éxito de los hombres rara vez iguala a sus expectativas. Debemos usar los medios, pero no confiar en ellos: si triunfamos debemos alabar a Dios; si fracasamos, debemos someternos a su voluntad. No deje que las injusticias de la vida le impidan realizar un trabajo serio y dedicado.