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jueves, 5 de octubre de 2017

Divorcio e hijos


Cuando dos personas dejan de reírse juntos, es momento de coger caminos separados. Cuando uno u otro se trata como una opción, el dejarse es la mejor elección. No debes poner puntos suspensivos… donde el amor puso punto final. Y aunque sepas que va a provocar dolor, es mejor decir adiós y romper la relación. Cuando no hay amor, estar juntos es un suplicio. El divorcio puede ser una salida desesperada, pero es una salida al fin y al cabo. Y es mejor un final con terror que ¡Un terror sin final! Después serán solo dos desconocidos que tendrán recuerdos en común para olvidar. Desconocidos que tarde o temprano tienen que atravesar un proceso de curación a través del “perdón” y tendrán que decirse el uno al otro: “Te perdono, te olvido, te suelto y te dejo ir. Alguien dijo que: “Nadie sabe la pareja que tiene, hasta que se citan en un juzgado familiar”. Hombre y mujer podrán, en caso de divorcio, pedir la mitad de todo: medio sofá, medio televisor, media casa, medio kilo de mantequilla ¡Pero nunca medio hijo! El tema de los hijos en común es otra historia. ¡El hijo no se divorcia! Es inconcebible que los padres abandonen emocional y económicamente a sus hijos luego de divorciarse así como aquellas madres que castigan a su EX, impidiendo al hijo que vea a su papá y tomándolo como un trofeo o rehén. Recuerda que mientras menos edad tenga el niño, más severo son los efectos y problemas emocionales debido al divorcio de sus padres: depresión, ansiedad, retraimiento, comportamiento inadecuado, etc. Por eso la palabra divorcio se escribe con “d” de disgusto, decepción, dinero, desacuerdo, dilema, desafío, desplante y dolor.