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sábado, 9 de diciembre de 2017

Ni un dia sin estar alerta


Debemos aprender a distanciarnos del momento presente y reflexionar de manera objetiva sobre lo acontecido en el pasado y lo que puede acontecer en el futuro. Como Jano, la deidad romana de dos rostros, guardiana de todas las puertas y entradas, debes ser capaces de mirar a la vez en ambas direcciones a fin de poder lidiar mejor con el peligro, cualquiera sea la dirección de la que provenga. Este es el rostro que debes forjarte: Una cara que mire con atención el futuro y otra que examine el pasado, repitiendo constantemente un nuevo lema que debes aprender: ¡Ni un día sin estar alerta! Nada debe tomarte por sorpresa, porque te encuentras imaginando  constantemente los potenciales problemas, antes de que estos se produzcan. En lugar de perder el tiempo soñando con el final feliz de tu proyecto, debes trabajar sobre el cálculo de cualquier trastorno que pudiese surgir en su desarrollo. Cuanto más lejos logres ver, más pasos  podrás prevenir. El rostro de Jano mira hacia el pasado, pero no para recordar dolores o alimentar resentimientos lo cual solo te carcome y te nubla la razón. El verdadero objetivo de mirar al pasado es poner bajo la lupa tus acciones y las de los otros, porque las enseñanzas provienen de las experiencias personales. Revisa los errores cometidos en el pasado y hazte una promesa de no volver a repetirlos ni a caer en la trampa. Si logras observarte y evaluarte de esa manera, podrás aprender a romper los esquemas según los cuales actuabas en el pasado, lo que constituye una capacidad sumamente valiosa. Recuerda a Jano: ¡Ni un día sin estar alerta!