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miércoles, 10 de enero de 2018

La estrategia de la corona


A medida que pasan los años, los rechazos y fracasos que sufrimos van demarcando límites que nos autoimponemos. Comenzamos a agacharnos y hacer reverencias y a disculparnos hasta por el menor de los pedidos que formulamos. La solución está en asumir una actitud opuesta y utilizar “La Estrategia de la Corona”: Si creemos que estamos destinados a realizar grandes cosas, nuestra convicción irradiará su brillo de la misma manera en que una corona crea un aura en torno de un rey. Esta aura deslumbrará a quienes nos rodean, que se convencerán de que tenemos razones fundadas para sentirnos tan confiados. La gente que lleva corona pareciera no tener un sentido interior de las limitaciones con respecto a lo que pueden llegar a lograr. Esto también se irradia hacia afuera. ¡Los limites y las fronteras desaparecen! La corona podrá diferenciarlo de los demás, pero de usted depende que esta distinción sea real: deberá actuar de manera diferente y demostrar que es distinto de quienes lo rodean. Sin embargo, no confunda el porte real con arrogancia porque esto último, aunque parezca privilegio de reyes sólo delata inseguridad. Baltasar Gracián dijo: “Haga que todas sus acciones, aunque no sean las de un rey, resulten, en su propia esfera, dignas de un rey. Sea sublime en sus actos, elevado en sus pensamientos. Y en todo cuanto haga demuestre que merece ser rey, aun cuando no lo sea en realidad”. Una forma de enfatizar su superioridad consiste en actuar siempre con dignidad, sean cuales fueren las circunstancias…