Cuando la Western Unión le pidió a Thomas Edison que
"mencionara un precio" por el teletipo que había inventado, él le
pidió varios días para pensarlo. Su esposa le sugirió $20 mil, pero él pensó
que esa cantidad era exorbitante. A la hora acordada fue a la reunión todavía
no muy seguro de la cantidad que iba a pedir cuando el oficial le preguntó:
"¿Cuánto?" Él trató de decir $20 mil, pero las palabras no le salían
de la boca. Finalmente el oficial rompió el silencio y le preguntó: "Bien,
¿qué le parece $100 mil?" ¡A menudo el silencio les permite a otros decir
algo mejor de lo que hubiéramos dicho nosotros mismos! Al quedarnos callados
otros se interesan más por nuestros pensamientos; entonces cuando tenemos una
audiencia interesada, nuestras palabras tienen mejor impacto. La Biblia nos
dice que: “Aún el necio pasa por sabio e inteligente cuando se calla y guarda
silencio” (Proverbios 17:28). En ese sentido, el silencio puede evitar que nos
veamos en una situación embarazosa. ¡La gente puede pensar que somos más
inteligentes de lo que realmente somos! Cuando se sienta movido a expresar una
opinión, mida el impacto de sus palabras y mantenga esto presente: "Entre
menos diga, mejor". ¡No podemos buscarnos problemas por lo que no hemos
dicho! Como Edison, nosotros podemos beneficiarnos de nuestro silencio. “A
menudo me arrepiento de lo que dije; nunca de haberme callado.”