Aristóteles dijo en una ocasión: “Lo que tenemos que aprender, lo
aprendemos haciendo”. No hace muchos años empecé a tocar el violoncelo. La
mayoría de la gente diría que lo que estoy haciendo es «aprender a tocarlo».
Pero estas palabras nos transmiten la extraña idea de que existen dos procesos
muy diferentes: aprender a tocar un instrumento y tocarlo. Esta concepción
implica que se ha de hacer lo primero hasta haberlo terminado, momento en el
cual el primer proceso termina para dar paso al segundo. En pocas palabras, que
seguiré «aprendiendo a tocar» hasta que haya «aprendido a tocar» y entonces,
sólo entonces, empezaré a «tocar». Por supuesto eso es un disparate. No hay dos
procesos, sino uno. Como aprendemos a hacer algo es haciéndolo ¡No hay otra
manera! “Uno aprende haciendo las cosas, decía Sófocles. Porque aunque piense
que lo sabe, no tendrá la certidumbre hasta que lo intente”. El mismo Picasso también
dijo una vez: “Siempre estoy haciendo cosas que no se hacer, de manera que
tengo que aprender cómo hacerlo”. Tener éxito no es un accidente, es trabajo
duro, perseverancia, aprendizaje, estudio, sacrificio y lo más importante de
todo, amor por lo que estás haciendo o aprendiendo a hacer. ¡Aprender es el don
de la vida! Confucio dijo: “Me lo contaron y lo olvide. Lo vi y lo entendí; lo
hice y lo aprendí”