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domingo, 31 de diciembre de 2017

El ganso de las nieves

Mientras servía bajo las órdenes del duque Ai de Lu, Tien Jao, resentido por la oscura posición que ocupaba, dijo un día a su amo: “Me iré lejos, como un ganso de las nieves”. “¿Qué quieres decir?”, preguntó el duque. “¿Veis ese gallo? –Respondió Tien Jao-. Su cresta es un símbolo de civilidad; sus poderosas espuelas sugieren fuerza; su audacia de pelear contra cualquier enemigo denota coraje; su instinto de compartir con otros cualquier tipo de alimento que obtiene demuestra benevolencia; y, por último, su puntualidad al cantar las horas durante las noches nos da un ejemplo de confiabilidad. A pesar de esas cinco virtudes, a diario matan algún gallo para servirlo en la mesa. ¿Por qué? Porque lo tenemos a mano. En cambio, el ganso de las nieves recorre cientos de millas volando sin descansar una sola vez. Descansa en vuestro jardín, roba los peces y las tortugas de nuestro estanque y picotea vuestro mijo. A pesar de que carece de las cinco virtudes del gallo, vos valoráis a esa ave porque está en vuestro jardín muy poco tiempo. Como esto es verdad para muchas otras cosas, volaré lejos, como un ganso de las nieves”. (Yu Hsiu Sen)