Tengo que reconocerlo ¡Soy una de esas mujeres mantenidas! Verás,
hubo momentos en que pensé que perdería la razón, pero Dios me MANTUVO sana. Hubo
momentos cuando pensé que ya no podía más, pero Dios me MANTUVO en el camino. En
ocasiones, quería golpear a aquellos que me hicieron daño, pero Dios MANTUVO mi
boca callada. A veces el dinero no me alcanzaba, pero Dios me ha ayudado a MANTENER
las luces encendidas, el agua corriendo, el carro y la casa pagada. Cuando
pensaba que caía, Dios me MANTUVO arriba. Cuando pensaba que era débil, El me
MANTUVO fuerte. Pudiera continuar y continuar, pero estoy segura que ya
entendiste: ¿Qué si soy una mujer mantenida? ¡Claro que sí! Porque Dios me
mantiene sana, fuerte, de pie con su amor y bendición. ¡Soy bendecida de ser
MANTENIDA! Algunas personas tienen la idea errónea de que la mujer ideal en la
Biblia es retraída, servil y completamente casera. ¡No es así! La fortaleza y
dignidad de una mujer no provienen de sus sorprendentes logros. Son el
resultado de que teme a Dios. Y Dios retribuye ese temor con su amor y su
Gracia.