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jueves, 30 de julio de 2020

El esclavo moderno



¿Sabías que un hombre con deudas es la versión moderna de un “esclavo”? ¿Por qué vivir de esta manera, si el apóstol Pablo dice en Gálatas 5: 1 que Cristo nos ha libertado para que vivamos en libertad? Es muy probable que muchos de nosotros hayamos olvidado la regla de oro que dice que: “No puedes gastar más de lo que puedes pagar”. El mismo Pablo lo enfatiza en Romanos 13: 8 “No tengan deudas pendientes con nadie”. Ahora la pregunta es: ¿Tiene deudas o las deudas lo tienen a usted? Es muy sencillo de averiguarlo. Las deudas lo tienen dominado cuando: No puede pagarlas en las fechas pactadas con sus acreedores, cuando se le acumulan varios meses sin poder pagar o cuando a pesar de tener deudas atrasadas se endeuda más ¡Lo que se infla más allá de sus proporciones inevitablemente estalla! Mejor aplique el consejo que Pablo en 2 Timoteo 6: 6-10 “La mayor riqueza es ser feliz con lo que se tiene”.


La Biblia y el dinero



Existe una creencia popular que dice: ¡Tanto tienes, tanto vales! Sin embargo, la Biblia ve de manera muy negativa, la mentalidad de acumular (Isaías 5: 8 y Eclesiastés 5: 10-12). La Biblia también aclara que la “Propiedad privada” no existe (Levítico 25: 23) y que usted y yo somos simples “huéspedes” que estamos de paso en esta tierra. Vivimos en una sociedad consumista que gasta y acumula bienes y servicios desmedidamente y no esenciales, lo que provoca que muchas personas vivan en un nivel económico que no les corresponde ¡Tienen de todo, pero lo deben todo! La publicidad, la moda, la tecnología y la falta de contentamiento tienen a muchos esclavizados de sus muchos deseos (1 Timoteo 6: 9-10), alejados de la fe y causándose muchos sinsabores. Jesús hace un llamado en Mateo 6: 31-34 a no hacernos pedazos con cosas que no valen la pena y que, si buscamos primeramente el reino de Dios, Él nos dará todo lo que necesitamos.


¿La pasas bien en tu iglesia?



¿Sabías que la única iglesia lleva el nombre de Dios el cual aparece 12 veces en las Escrituras y se llama “La Iglesia de Dios”? (1 Corintios 10:32). Jesús dice en Lucas 14: 26 – 33 que Su iglesia renuncia a “pasarla bien” y a la comodidad de una vida relajada y sin compromiso, siente la necesidad de salir del mundo y está preparada para la persecución. La única iglesia se compone de individuos dispuestos a entregarse completamente a Cristo según Mateo 7:21 y debe crecer, todos los días, en el conocimiento y verdades espirituales (2 Pedro 3: 17-18). Esto se obtiene a través de la guía del Espíritu Santo y la transformación diaria que realiza en la vida de los creyentes. La iglesia de Dios tiene una sola cabeza: Cristo (Colosenses 1: 18). Usted y yo somos “su cuerpo, o sea el instrumento físico mediante el cual Cristo actúa para hacer realidad su obra (Ezequiel 33: 2 – 9, Gálatas 6: 1 y Proverbios 24: 11 – 12) mostrando a toda persona y a través de la Biblia el único camino al cielo. Al mismo tiempo se encuentra preparando a sus miembros para la vida eterna.


La única iglesia



Se denomina Iglesia al conjunto de fieles unidos por la misma fe, y que celebran las mismas doctrinas religiosas. ¡Solo en Costa Rica existen más de 5000! Puede ser que “no todas las iglesias pueden estar equivocadas”, como tampoco “no todas pueden estar en lo correcto”. Entonces… ¿Cómo aclarar la confusión respecto a cuál es la iglesia correcta? En primer lugar, Dios no es Dios de confusión (1 Corintios14: 33) y el mismo Jesús dijo en Mateo 16: 18 que existe “una sola iglesia” y que le pertenece. La única iglesia es un organismo espiritual cuya historia se remonta a Jesucristo y los apóstoles (Efesios 2: 19.20) y no tiene relación con un edificio o una denominación como tampoco es un invento humano. La única iglesia reconoce que la Biblia es el único manual de Fe y Práctica (2 Timoteo 3: 16), la única fuente real y fidedigna ¡Todo lo demás son millones de ideas humanas! Además, la única iglesia cree en el Único Dios verdadero, el Dios descrito en la Biblia según Hebreos 11: 6 el cual es galardonador de los que le buscan de corazón y no de aquellos que asisten a una iglesia predilecta, interesados a medias y cuando les conviene.


domingo, 26 de julio de 2020

¿Una persona que se suicida entrará al cielo?




Si una persona “no salva” se suicida, no ha hecho nada más que “acelerar” su viaje al infierno. Sin embargo, esa persona que se suicidó estará en el infierno por rechazar la salvación a través de Cristo, no porque se haya suicidado. ¡El suicidio no es lo que determina si una persona logra entrar al cielo! Solo la gracia y la misericordia de Dios tienen la última palabra según Santiago 2: 8 – 13. Y de la manera en que nos compadecemos por las acciones incorrectas de los demás, así Dios se compadecerá de cada uno de nosotros. La compasión es la única que nos ayuda a entender que cada persona conoce su propia amargura (Proverbios 14:10) y que cada uno sabe cuál es el azote de su propio corazón (1 Reyes 8: 38). No importa cuán perdida esté una persona, Dios es poderoso para hacerlo renacer de nuevo y darle fe en Cristo. Lo anterior nos lleva a predicar con más denuedo sabiendo que los propósitos de Dios para nuestro evangelismo se cumplirán, y que Él es soberano para llevar su salvación a cualquiera.


¿Es posible que un cristiano cometa suicidio?



En el 2018, el pastor evangélico Andrew Stoecklein de los Ángeles, Estados Unidos, de 30 años, casado, con tres hijos y en la flor de su ministerio, optó por el suicidio. Este lamentable hecho responde a la pregunta en cuestión. Sin embargo, creemos que un cristiano no debe considerar el suicidio como solución moralmente válida al dilema de vivir en un mundo donde se experimenta dolor físico y emocional. Nadie vive sólo para sí, de ahí que el hecho de quitarse la vida tenga también repercusiones negativas sobre los demás cuyo bienestar depende del mío. Tendríamos serias dudas acerca de la autenticidad de la fe de cualquiera que clama ser cristiano y sin embargo comete suicidio. Los cristianos son llamados a vivir sus vidas para Dios, y la decisión de cuándo morir es de Dios y solamente de Dios según Hebreos 3: 12-14.


El suicidio según la Biblia



La Biblia menciona varios casos de suicidios sin emitir juicio sobre la moralidad de la acción. Esto no significa que el suicidio sea moralmente correcto; el autor bíblico está simplemente narrando lo ocurrido. El impacto moral del suicidio puede evaluarse mediante una comprensión bíblica de la vida humana. La ley mosaica del Antiguo Testamento no se refiere directamente al suicidio porque lo contempla dentro del homicidio: “No matarás” Éxodo 20:13. Lo anterior expresa claramente que ¡Suicidarse es un pecado! Por lo que desde la perspectiva de la Escritura la vida humana se concibe siempre como un don de Dios y sólo el Creador tiene autoridad sobre la vida y la muerte de su criatura. Dios, el verdadero propietario concede la vida en usufructo para que el ser humano la administre y rinda cuentas al final de su buena o mala gestión. “Nosotros no somos tan independientes como para poder vivir o morir para nosotros mismos. Al vivir o morir lo hacemos para el Señor.”    Romanos 14: 7 - 8


¿Cuál dice la verdad?



Muchas religiones se arrojan la creencia de que su doctrina es la verdadera y utilizan mucho de su tiempo, según Pablo (1 Corintios 1: 10), en discutir que tienen la razón y lo único que producen es la separación de las personas. Muchas otras complacen a sus seguidores según sus propios deseos (2 Timoteo 4: 3). El mismo apóstol expresa que estas religiones tradicionales son insuficientes para acercar el hombre a Dios (Romanos 12: 1-2). La verdadera religión (1) Adora unida y de una manera organizada (Efesios 4: 4-6). (2) Enseña a la gente a respetar a todos, a emplear su tiempo y recursos en ayudar al prójimo (Colosenses 3: 12–15). (3) No enseña filosofías ni rituales humanos ¡Enseña las verdades de la Palabra de Dios! (Juan 17: 17). (4) Declara que el único acceso a la vida eterna se obtiene reconociendo al único Dios y el sacrificio de Cristo en la cruz y Su señorío (Juan 17: 3). (5) Es menospreciada, ridiculizada y perseguida (Mateo 5: 10–12). (6) Es un estilo de vida en el que sus miembros practican lo que predican (Romanos 2: 21) y (7) Se basa en una relación con Jesucristo a través de la fe (Efesios 2: 8-9) ¡Las acciones de sus seguidores los delatan!


¿Por qué existen tantas religiones?



Jesús dijo (Marcos 7:8): “De nada me sirve que me rindan culto pues (1) inventan reglas y (2) luego las enseñan (3) diciendo que yo las ordené cuando no son más que normas de hombres. Ustedes se han apartado de los mandamientos de Dios para seguir tradiciones humanas.” El problema es que muchas religiones no son más que simples prácticas de hombres y no bíblicas y por tanto no ordenadas por Dios las cuales sustituyen Sus mandamientos. Muchas religiones han sido creadas para perdición del hombre tal y como Jesús lo explica: “Ciegos guías de ciegos (Mateo 15: 14) que no van a entrar al cielo ni dejan que otros entren (Mateo 23: 13)”. Es una lástima, según Pablo (Romanos 10: 2 – 3), el esfuerzo y el celo de muchos de buscar a Dios, haciéndolo de una manera equivocada por el desconocimiento y el no reconocimiento de la verdad bíblica.


Misericordia y verdad



2 Samuel 12 nos ubica un año después de los acontecimientos de adulterio y asesinato propiciados por el rey David y que lo tenían sumido en una vida de hipocresía y mentira. Dios muestra su misericordia al rey a través del mensaje enviado por medio de Natán con el cual confronta la vergonzosa realidad de David. Al presentare ante el rey el profeta sabía que, aunque tenía la razón, no tenía el derecho de ofenderle y que la verdad debe decirse con sabiduría (V.1-4). David evidencia que es más fácil juzgar el pecado en otros que en uno mismo, por lo que Natán proclama la verdad con valentía y apegado a lo que Dios ha dicho y no a su propia opinión. Y deja en claro la existencia del perdón pero que el pecado trae sus consecuencias. Que se puede elegir obedecer o desobedecer a Dios, pero no se puede escoger las consecuencias de tal decisión (V.5-12). Pero lo más importante es el impacto negativo -que provoca en la “Honra del nombre de Dios”, el desprecio y la blasfemia por parte de Sus enemigos cuando usted y yo pecamos (V.13-14) ¡Esto último es más importante que nuestra propia vergüenza!


Juzgar con justo juicio



En Juan 7: 24 Jesús nos ordena juzgar y como debemos hacerlo. En primer lugar, algo no está mal solo porque así lo parezca y antes de ser afirmarlo debe existir un cien por ciento de seguridad en la realidad de las cosas. Si vamos a tomar un curso de acción debemos hacerlo de la manera “correcta” ¡He aquí la diferencia! En Juan 8: 3 – 11 Jesús utiliza el principio del Justo Juicio en el trato a la mujer adúltera. Aquellos que la juzgaban desconocían la totalidad de los hechos y esto queda demostrado por la parcialidad como manejaron el suceso. Además, al irse, los acusadores demostraron que sus vidas no eran mejores que la de la mujer infiel a la que querían apedrear. Al final de la historia ni los maestros de la ley ni el mismo Jesús, que podía hacerlo, condenan a la mujer. ¡Pero tampoco Jesús se hace cómplice de su pecado! Al contrario, Él utiliza el principio del Justo Juicio al decirle: “Puedes irte, pero no vuelvas a pecar”. Cuando juzgas justamente a otro, estás más interesado en su restauración (Gálatas 6: 1) y en cumplir tu responsabilidad de arrancarle un alma al infierno (Santiago 5: 19 – 20).


¿Podemos juzgar a otros?



En Mateo 7: 1 – 5 algunos interpretan a un Jesús permisivo que enseña, según ellos que: "Todo se vale” o “que cada uno es cada uno” en cuanto a cómo conduce su propia vida. Otros asumen una postura crítica inclinada a descubrir y condenar las faltas de otros de una forma negativa y destructiva. ¡Ni uno ni otro extremo! El mandato “No juzguéis” no es una prescripción a ser ciegos, sino más bien una exhortación a ser bondadosos, benévolos o nobles. En todas nuestras actitudes y conducta hacia otros no debemos actuar ni como jueces (siendo Dios el único Juez) volviéndonos severos, censuradores y condenatorios, ni como hipócritas (culpando a otros mientras nos excusamos nosotros), sino como hermanos, cuidando de otros a tal punto que primero nos culpamos y corregimos nosotros y luego buscamos ser constructivos en la ayuda que les damos a ellos.


¿Buscas a Dios?



Vivimos tiempos de mucha apatía espiritual y es increíble el trabajo que el Diablo hace en las personas para que no busquen a Dios. El corazón de las personas se endurece más y más, hasta perder toda sensibilidad en la necesidad de buscar al Padre. Has escuchado la frase: ¿Oren por mí porque Dios a usted si lo escucha? Hay gente que trata al Señor como a una ambulancia o a un bombero ¡Solo lo buscan cuando hay emergencias! Sin embargo, Isaías 55: 6 – 7 expresa que podemos buscar y llamar a Dios, siempre y cuando dejemos el mal camino y volvamos a Él apelando su misericordia. Si de verdad deseas buscar a Dios es necesario en primer lugar una sincera disposición de ánimo (1 Crónicas 22: 19). En segundo lugar, un corazón humilde ya que el orgulloso, agrandado y altanero, el que cree que se las sabe todas es aborrecido por Dios (Salmo 138: 6) y, por último, debes aceptar incondicionalmente la forma en que Dios anhela que lo busques. Y tu… ¿Cuál es tu verdadera intención al buscar al Padre?


Predestinados para...



Dice Romanos 8: 29 que, desde el mismo principio, Dios ya sabía a quienes iba a elegir. A esos predestinó, llamó, les reestableció su amistad y los hizo partícipes de su gloria. ¿Por qué Dios escogería a unos y a otros no? Romanos 3: 23 expresa que Dios no es injusto con aquel que no elige porque ese recibirá lo que merece. 2 Timoteo 1: 9 dice que es el amor de Dios sobre cualquier calificación humana la que determina la soberana elección del Altísimo y que ese amor es extensivo a la humanidad entera (Juan 3: 16). Entonces, si el hombre ha sido predestinado desde el principio… ¿Para qué le predicamos? La aparición de Dios a Pablo en Hechos 18: 9 – 10 y la convicción del apóstol de llevar el mensaje a otros (2 Timoteo 2: 10) deja claro que la predestinación no es un pase especial para entrar al cielo. Todo ser humano puede decidir, por sí mismo, hacer, si quiere o no, lo que la ley divina le permite o no le permite llevar a cabo. Por lo tanto, debemos cambiar el enfoque de la predestinación y entender que ¡No es un pase especial! Sino más bien un “llamado” (1 Pedro 2: 9) para anunciar las poderosas obras de aquel que nos sacó de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa. Tu prójimo está muriendo… 150 mil personas descienden al infierno cada día y es un crimen que retengas la información que puede salvarles la vida.


Ministerios incompletos



Apolos (Hechos 18: 24 – 25) era un orador elocuente, buen conocedor de las Escrituras, con un espíritu entusiasta y muy preciso en su enseñanza. Sin embargo, su ministerio estaba incompleto ya que lo único que sabía acerca de Jesús era solamente lo que Juan el Bautista había anunciado. El problema es que ese “Jesús” de quien hablaba Juan el Bautista ¡Había venido 28 años antes! y a estas alturas, Apolos tenía un total desconocimiento de la verdadera magnitud de la muerte y resurrección de Jesús. Ahora ¿Quién le enseñó a Apolos? ¿A quiénes y desde cuándo, Apolos, venía enseñando verdades incompletas? La Biblia dice que el desconocimiento del que enseña y de quienes somos enseñados produce destrucción (Oseas 4: 6) y no reconoce el engaño (Mateo 24: 23 – 25). La mentira se aprovecha del desconocimiento (Jeremías 14: 14 – 16) y este a su vez propicia la complacencia de los malos deseos (2 Timoteo 4: 3). Si crees de todo corazón que necesitas hacer mejoras en tu ministerio, lo primero que debes hacer es “dejarte ayudar” (Hechos 18: 26) y seguir el ejemplo del Profeta Esdras (7: 6), el cual (1) estudiaba constantemente la Palabra, (2) la obedecía y (3) la enseñaba a los judíos.