Una señora muy pobre telefoneó para un programa cristiano de radio
pidiendo ayuda. Un brujo del mal que oía el programa consiguió su dirección,
llamó a sus secretarios y ordenó que compraran alimentos y los llevaran hacia
la mujer, con la siguiente instrucción: Cuando ella pregunte quien mandó estos
alimentos, respondan que fue el DIABLO! Cuando llegaron a la casa, la mujer los
recibió con alegría y fue inmediatamente guardando los alimentos que le
llevaron los secretarios del brujo. Al ver que ella no preguntaba nada, ellos
le preguntaron: ¿La señora no quiere saber quién le envió estas cosas? La
mujer, en la simplicidad de la fe, respondió:- No, mi hijo. No es preciso.
Cuando Dios manda, ¡Hasta el diablo obedece! “El asombro se apoderó de la
gente, y todos comenzaron a hablar de lo que había ocurrido, preguntándose unos
a otros: - ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? ¡Con toda autoridad manda
incluso a los espíritus inmundos, y éstos lo obedecen!” Marcos 1: 27