viernes, 7 de julio de 2017

Mija


¿Por qué tú? Siempre será una pregunta sin respuesta. Tan dulce, tan pequeña, tan pronto… La tristeza es muy grande, está por todas partes y me envuelve. Cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer. ¿Pude haber hecho algo para que no sucediera? No puedo contener la rabia de ver a la gente reír  y a los pájaros cantar. ¡No puedo aceptar que la vida sea indiferente ante tu ausencia! Sin embargo, ya tengo demasiado sufrimiento como añadir el peso de la autoacusación, y el auto reproche. Te fuiste, te llevaste tu intensidad y tu luz, una buena parte de mi alegría ¡Se fue un pedazo de mí! Me encuentro profundamente dolido e inmensamente vacío. Las 24 horas del día que antes se me hacían pocas, ahora transcurren eternamente inútiles y dolorosas. Parece que todo el mundo sabe lo que es mejor para mí. Unos me dijeron: –Se perfectamente lo que sientes (Quisiera gritarles a todos: ¡No, no lo saben! –Otros también lo han pasado (No me importan los demás) –Lo estás superando muy bien (¿Ellos que saben lo que siento cuando no me ven?) Nadie entiende que no quiero hablar de lo que siento con absolutamente nadie. Prefiero pensar en ello solo, porque es mío ¡Y de nadie más! Dicen que el tiempo cura todo ¡Al contrario! Cada día que pasa se marca aún más esa distancia entre estar y no estar que tanto me lastima ¡El tiempo no necesariamente es sinónimo de olvido! Este dolor es tan intenso que ocupa todas mis energías y fácilmente y sin querer me he olvidado de tus hermanos ¡Que también están sufriendo por tu pérdida! Sé que también necesitan de mí, de mi apoyo y de mi cariño. Necesitan sentir que ocupan un lugar en mi dolor. Quiero que vengan, llorar juntos, recordar los buenos momentos, abrazarnos y demostrarnos que nos necesitamos. Aún tengo la obligación de hacer lo más felices posible a todos lo que tienen alguna dependencia mía ¡Aun existen cosas importantes en esta vida! Algunas ya estaban antes… Y cuando me vea asediado por la tristeza, cuando me sea imposible imponerme frente al vacío que ha dejado en mí tu ausencia, y cuando no me funcionen las fórmulas que he inventado para ahogar el llanto ¡Recurriré a ti! A tu ejemplo y a tu recuerdo, seguro de encontrar allí la fuerza para levantarme y volver a sonreír; me llenaré de ti hasta sentir que ya no tengo razón para estar triste… La misma vida me indicará el camino a seguir para que sea un poquito más fácil seguir viviendo… Te amo mija…