lunes, 15 de abril de 2019

Quien no está contra nosotros, realmente está a nuestro favor



“Juan, uno de los doce discípulos, le dijo a Jesús: —Maestro, vimos a alguien que usaba tu nombre para sacar demonios de las personas, pero nosotros le dijimos que no lo hiciera, porque él no es de nuestro grupo.” (Marcos 9: 38) Es muy poco lo que sabemos de este hombre, salvo que no pertenecía al grupo de los discípulos quienes creían orgullosamente que tenían el monopolio exclusivo y absoluto de Jesús. Cabe destacar que en ningún momento se pone en duda el hecho de que realmente echaba fuera los demonios. No era un falso exorcista como los hijos de Esceva que Pablo encontró en Éfeso (Hechos 19: 13 – 16) Por lo tanto ¡Era alguien que estaba siendo usado por el Señor para liberar a las personas del poder de Satanás! No hay mención de que estuviera enseñando ninguna falsa doctrina ya que lo hacía “En nombre del Señor”. Sin embargo, los discípulos no estaban dispuestos a reconocer a nadie que no perteneciera a su selecto grupo. Desgraciadamente, este mismo espíritu intolerante atenta hoy en día en contra de la obra de Dios. “Pero Jesús dijo: —No se lo prohíban, porque nadie podría maldecirme después de haber hecho un milagro usando mi nombre. Quien no está contra nosotros, realmente está a nuestro favor.” (Marcos 9: 39 – 40) ¡El hombre reconocía a Jesús como el Autor real de los milagros! Era un hermano y colaborador, no un enemigo y opositor. Era alguien “de los nuestros”.