lunes, 25 de febrero de 2019

Autoengaño


Demóstenes decía que: “No hay nada más fácil que el autoengaño. Ya que lo que desea cada hombre es lo primero que cree”. Dicho de otro modo: “Cada quien se engaña con la mentira que más le gusta y tiende a evaluarse comparándose con otras personas, en vez de usar estándares absolutos. Caen víctimas del autoengaño en lugar de confrontar sus propios problemas prefiriendo vivir en la ignorancia. Se vendan los ojos, en lugar de las heridas y se creen curados. Atrasan la cosecha y los frutos se pudren, atrasan los problemas y estos no paran de crecer. El autoengaño es primero un cálido refugio y luego una fría cárcel. Nuestra mente nos engaña porque así es más fácil la existencia, convirtiéndonos a nosotros mismos en nuestro peor enemigo. Solo se vuelve clara la visión cuando se puede mirar dentro de su propio corazón, porque quien mira hacia afuera duerme y quien mira hacia adentro, despierta. Quitarse la venda sin anestesia y ver como son las cosas, es el primer paso para empezar a aceptar y mejorar la situación en la que uno se encuentra. La única manera de tener éxito es respetar la regla de NO MENTIRSE A SI MISMO. No vaya a ningún lado sin usted, sin su honestidad, si su esencia, sin su libertad. Solo de esa manera, aunque a veces parezca que no haya nadie, siempre estará usted y su presencia.

domingo, 17 de febrero de 2019

Esse quam videri


Bueno es ser lo que se quiere parecer. Sin embargo, la mayor parte de las personas prefieren parecer que ser, olvidando que no hay mayor ridiculez que cuando quieren parecer o ser lo que no son. Y no solo es ridículo, sino que ¡Se nota! Mucha gente del “parecer” sin “ser” puebla el mundo con su mediocridad. Ese deseo de parecer y no ser, vicia sus vidas. Si el tiempo que invierten en parecer ser buenas personas lo invirtieran en ser realmente buenas personas, a largo plazo les iría mucho mejor. No hay mayor perfección en el mal que el parecer bueno no siéndolo. La mayor parte de los hombres, falseando la verdad, prefieren parecer a ser. También están aquellos que parecen ser felices, pero ser y parecer algo no es lo mismo. Tal vez el problema es enamorarse de lo que parece ser y no de lo que realmente es. ¿Lo peor de parecer algo? Es que nadie se preocupa de cómo realmente eres. José Saramago decía que: “No todo lo que parece, es. No todo lo que es, parece”. Nadie es lo que parece, ni nadie es quien dice ser porque no siempre lo que se ve parece ser lo que es. Nada es lo que parece, y pocos parecen lo que en realidad son. Todos ven lo que parecemos ser, pero muy pocos saben lo que realmente somos. Tampoco somos todo lo que ven los demás aunque seguramente no ven todo lo que somos. ¿Ser o parecer? He ahí la cuestión… ¡Esse quam videri! ¡Ser en vez de parecer! Porque “Magis esse quam videri oportet”, más importa ser que parecer…

viernes, 15 de febrero de 2019

El bombero voluntario


Escuchar las sirenas de los vehículos de bomberos a cualquier hora del día, es sinónimo de un trabajo arduo que no conoce descanso ni feriado alguno, pues una fuerte vocación de servicio, sensibilidad social y amor al prójimo, anidan en uno de los trabajos más nobles de la sociedad: El bombero voluntario. Un héroe cuya labor exige mucho compromiso, esfuerzo, tiempo y disciplina. Los bomberos se enfrentan diariamente a diversos peligros y arriesgan su propia vida por salvar una víctima sin pedir nada a cambio. Sin embargo, en un sinfín de actividades que realizan, ellos pueden ser la diferencia entre vivir o morir.  En medio de carencias, dificultades e indiferencia de algunas autoridades ellos continúan con el compromiso desde que decidieron asumir la noble profesión cumpliendo con muchas más de las 40 horas de servicio mensual, sacrificando espacios de ocio con sus familias y sus propias responsabilidades laborales. Con su trabajo no acumulan grandes riquezas, una mirada agradecida les basta para seguir con firmeza. Luchan contra fuerzas naturales ¡Su valor y nobleza los convierten en personas especiales! El sonido de una sirena anuncia su llegada y combatirán sin descanso contra toda clase de desastres sin saber si llegarán vivos al final de la jornada. Les dicen “Bomberos” pero para todos aquellos que reconocemos su valía, son héroes de vocación, ellos arriesgan la vida por su propia voluntad y convicción. Nada le obliga… ¡Solo el dolor de los demás!

lunes, 11 de febrero de 2019

Los del camino


¿Sabías que el primer nombre que recibieron los seguidores de Jesús fue “Los del camino”? Este fue un nombre que se lo pusieron ellos mismos porque reflejaba como se veían: “En camino”. Esto sugiere que la fe en Cristo no es algo adquirido, estático o pasivo. Sino más bien algo dinámico, activo, en movimiento. Y está inspirada en el propio Maestro el cual, en su caminar, se encontró con toda clase de personas necesitadas. Y Él era el caminante que se tomaba tiempo para atender sus múltiples necesidades en una época de inmensa pobreza para la mayoría y de enorme riqueza para unos pocos. Sus seguidores tenían claro lo que Jesús había dicho de sí mismo, cuando dijo: “Yo soy el camino” (Juan 14: 6). Sus seguidores entendieron que el mundo no tenía que venir a ellos, sino que ellos se sentían llamados a ir al mundo con una actitud compasiva. Caminar es la mejor manera de sentirse vivo y hacerlo en el espíritu de Jesús, es la mejor manera de hacer que otros vivan también. “Cristiano” fue un nombre impuesto y de manera despectiva o acusatoria, por los paganos (no cristianos) de Antioquia cerca del 42 d.C. y aparece por primera vez en Hechos 11: 26.  El término fue adoptado posteriormente por los mismos cristianos a los cuales el apóstol Pedro (1 Pedro 4: 14 – 16) los anima a no avergonzarse, sino que glorifiquen a Dios por llevar ese nombre. El delito de ser “cristiano”, a diferencia de otros delitos mencionados en el pasaje, no es algo deshonroso sino un privilegio.