viernes, 23 de octubre de 2020

¿Por qué testificar?


Como resultado de nuestra relación con Cristo y del cambio que Él ha operado en nuestras vidas, los hijos de Dios debemos tener el anhelo ferviente de compartir nuestras experiencias a quienes nos rodean. Por lo tanto, un testimonio es una presentación de gratitud a Dios por los hechos que rodean un suceso. Cuando somos hijos de Dios podemos testificar de su obra en nosotros, de nuestras peticiones contestadas y de cada una de sus maravillas que Él hace a favor nuestro todos los días, porque “sus misericordias son nuevas cada mañana”. Cuando Dios opera un milagro (suceso sobrenatural y fuera de todo raciocinio humano) en nosotros, Él se agrada que lo presentemos con hechos o que digamos cómo sucedió, “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” Hechos 4:20. Aquellos que escuchen ese testimonio fortalecerán su fe y su confianza en Dios, y aguardarán con paciencia hasta ver cumplidos sus propios milagros. ¿Por qué es tan importante testificar? Primero por agradecimiento a Dios por lo que hizo, hace y continuará haciendo en tu vida y segundo, por amor a tu prójimo. Cuando testificamos debidamente lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas, obedecemos a nuestro Padre, además, nosotros mismos somos edificados con este hecho. Y lo más importante: Edificamos a nuestros oyentes a través de un poderoso instrumento evangelístico, cuando estos hechos son relatados y presentados claramente. 


 

viernes, 16 de octubre de 2020

¿Dios ama al pecador?


Mahatma Gandhi dijo: “Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador.” Esta frase ha sido adoptada por muchos cristianos y es predicada en sus pulpitos. Lo interesante es que al citarla muchos dicen: “Como dice la Biblia”, cuando realmente este dicho no está en las Escrituras. Muchas frases son regularmente mencionadas como si se estuviese simplemente citando versículos bíblicos. ¿Has escuchado: “Dios dice: ¿Ayúdate, que yo te ayudaré”? El famoso dicho “Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador” es muy conocido porque suena bien, pero nosotros no podemos adjudicar palabras a Dios, solo porque suenen “bonito”. La Biblia dice en 1 Pedro 4: 11 “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” ¿Ama Dios a los hombres pecadores? ¡Claro que si” Y la mayor muestra de su amor fue el enviar a su hijo a morir como propiciación para restaurar el hombre caído! ¡Ninguno de los esfuerzos humanos eran capaces de restablecer la relación que el hombre perdió en el Edén! Pero cuando el hombre decide rechazar a Dios y hacer caso omiso a ese sacrificio entonces el mismo se excluye del amor de Dios. Jesús dijo: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Juan 3:36


 

miércoles, 14 de octubre de 2020

Dedícate a ti mismo


Dedícate a sentirte bien contigo mismo. Debes aprender que sentirse saludable y sentirse bien consigo mismo, no es un lujo, es una necesidad absoluta y hasta que no sanes tu relación con la persona más importante en tu vida (TU MISMO) no sanarás tu relación con los demás. No eres víctima de una enfermedad emocional, tú eres el autor intelectual de todas las que generas en tu propio cuerpo. Trátate con amor y las verás desaparecer. Y no se trata de estar alegres, sino de estar en paz. La vida es muy corta para malgastar otro día en guerra contigo mismo. Si te sientes mal contigo mismo, busca en lo más profundo de tu ser, date cuenta de que nadie es perfecto, tampoco tú. Se amable contigo porque es difícil sentirse bien cuando alguien te critica todo el tiempo. Pero aún con todos tus defectos y cualidades, eres una persona única y por eso eres especial. Amarse a sí mismo es entender que no necesitas ser perfecto para ser grandioso. Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puede mejorar y eres tú mismo. Por eso atiéndete, cuídate a ti mismo. Evalúa lo que te guste y lo que no. Pon límites a lo que sientas que te pueda dañar y abre puertas para lo bueno y agradable, aquello que te nutra y te levante. Haz lo que tengas que hacer, pero atiéndete, abrázate a ti mismo ¡Tómate un momento para apreciar lo increíble que eres! Aprende a plantar tu propio jardín y a decorar tu alma. Nada mejor para sentirse bien que ser la mejor versión de uno mismo.  


 

Fanatismo religioso


Mientras que unos cuantos “cristianos” han elaborado una fantasiosa y sobre elaborada versión del relato navideño, muchos otros “cristianos” han abrazado su propia mitología anti navideña. Poco les importa si lo que profesan se basa en hechos reales o en puros inventos nacidos del fanatismo religioso. Lo único que parece importarles es atacar una festividad que les parece ofensiva: La Navidad. Existe un mito anti navideño, sin fundamento en las Escrituras y compuesto por una complicada mitología tres personajes, sin conexión alguna entre ellos: Nimrod (Génesis 10: 8 – 9), Semíramis (La casi mitológica reina asiria) y Tamuz (el mitológico dios sirio de la fertilidad y de origen caldeo). Se dice que Nimrod nació el 25 de diciembre y se unió con su madre Semiramis, de esta unión nació Tamuz, en la misma fecha que su padre-hermano. Nimrod muere y asciende al cielo convertido en sol. En el lugar de su tumba creció un árbol que Semiramis adornaba  todos los años en la fecha de Natalicio de su hijo-esposo. Así se originaría uno de los cultos más antiguos de la humanidad. La Navidad es una fiesta cristiana si los celebrantes son cristianos y hacen de la encarnación de Cristo el centro del festejo. Colocar o no el árbol, celebrar o no la Navidad, no significa mayor o menor compromiso con los valores enseñados por Jesús. Los que han concluido no hacerlo están en su derecho, lo verdaderamente inquietante es cuando su decisión la quieren hacer válida para los demás y miden la fidelidad al Evangelio con lo que se hace o deja de hacer el 25 de diciembre. “Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones. El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios… Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias?” (Romanos 14:5-7, 10).


 

lunes, 12 de octubre de 2020

Relatos con aguijón


La Sinagoga se había convertido en una compañía de espías que pesaban y filtraban cada palabra y acción para tener algo de que acusar a Jesús y expulsarlo. Entonces, el Maestro se dirigió al templo del aire libre y enseñó a la gente por las calles de las aldeas y por las carreteras, a la orilla del lago y en sus propios hogares. Porque a persona que tiene un mensaje auténtico que transmitir de parte de Dios, y un auténtico deseo de transmitirlo, siempre encontrará o creará las oportunidades y Dios lo va a respaldar. Cabe destacar que Cristo se dirigía a las muchedumbres sin palabras complicadas ilustrando las cosas espirituales con las cosas de la naturaleza y con los acontecimientos familiares de la vida diaria. Con un estilo de enseñar muy suyo, sabía tocar el corazón y la mente de las gentes. Sus dichos quedaron grabados en quienes le escuchaban, breves y concisos, llenos de verdad y sabiduría, pronunciados con fuerza, obligaban a sus oyentes a escuchar con atención y los apremiaban a vivir de otra manera. Su método predilecto de enseñar era “contar cuentos” o parábolas, tomados de la vida ordinaria, a través de una comparación de dos cosas en paralelo y convertida en historia narrada. Cada relato tiene un extremo en forma de aguijón, un bombardeo oculto, imposible de detectar y en cada una de ellos hay un elemento sorpresivo y novedoso. Estás parábolas llaman a la reflexión e inspira a la decisión, contienen verdades centrales y propósitos definidos.


 

Diálogo


Mario Benedetti dice que: “El secreto para un largo amor es el diálogo entre las diferencias. No hay mejor camino para solucionar problemas y arreglar errores”. Es claro que nadie quiere verse débil, por tanto, construir un proyecto común implica escuchar, renunciar, reconocer equivocaciones, aceptar fracasos y para muchos esto es un signo de debilidad.  Sin embargo, cuando hay un diálogo verdadero, ambos lados están dispuestos a cambiar, siempre con la esperanza de arreglar aquello que está mal. Por eso dialogar es un poderoso medio capaz de trascender las profundas e inevitables diferencias individuales entre los seres humanos en sus diferentes contextos y relaciones. Aristóteles decía que: “No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho”, de ahí que comunicarse en ambas vías, implica pensar crítico el cual genera paz interna y mejora la relación con los demás. Ahora, no olvidemos que todo acuerdo tiene una regla básica imprescindible: No se debe pedir ni se puede ofrecer lo que no se puede entregar porque, en esa entrega se juega la propia existencia de los interlocutores. Se debe afirmar la necesidad del otro, reconocer que estamos en deuda con los demás y que somos dependientes de ellos para nuestras vidas. Jamás existirá diálogo si no hay humildad y una fuerte e inquebrantable fe en los seres humanos. 


 

sábado, 10 de octubre de 2020

La Regla de Oro


Muchos tienen la creencia de que es más fácil demostrar amor a Dios que al prójimo. Unos temen ser rechazados o esperan reciprocidad del otro. ¡Otros requieren que la otra persona actúe primero! Con estos pareceres Jesús nunca habría efectuado el más grande acto de amor ¡Sacrificar su vida!  Personas con estas creencias erróneas olvidan que el resumen de todo el Antiguo Testamento, en lo que a vida moral se refiere, así como la pieza clave del Sermón de la Montaña es “Tratar a los demás como uno quiere ser tratado” (Mateo 7: 12). El apóstol Pablo lo confirma en Gálatas 5: 14 cuando dice: “Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.” Entonces nos preguntamos: ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? La respuesta es: ¡De todas las formas posibles, siempre y en todo lugar! La Regla de Oro es un desafío a la acción, exhorta a los ciudadanos del reino a actuar haciendo el bien a los demás, mientras que la forma negativa “No hago para que no me hagan”, aunque no hace el mal y puede cambiar el carácter del hombre ¡No actúa en beneficio del otro! La regla de oro no solo exige amar al que amo o me ama, también implica que mi amor llegue al que me cuesta soportar y al que me odia. Recuerda que el amor ama a los indignos de Él y echa un velo sobre multitud de pecados (Proverbios 10: 12). Cuando amas es más fácil pasar por alto sus transgresiones y perdonar… ¿Quieres la llave que abre todos los corazones? Intenta con el amor. ¡Nunca falla porque Dios es amor y es imposible que Él falle!


 

viernes, 9 de octubre de 2020

Dios y lo que Dios me da


Dios nunca ha prometido darte todo lo que quieras. Pero sí, prometió suplir lo que te haga falta (Filipenses 4: 19). Muchas veces crees que necesitas “algo”, sin embargo, Dios sabe de lo que realmente careces y está muy lejos de lo que tú crees que necesitas. Ahora, si por iniciativa propia nuestro Padre celestial ha resuelto el problema más grande de la humanidad al darnos a su querido Hijo ¡También puede suplir todas nuestras necesidades! Esto demuestra que Dios no escatima al dar. Satanás es experto en insinuarte que necesitas algo más de lo que Dios te ha dado y siembra “insatisfacción” al hacerte creer que necesitas de “esto” que no tienes, porque si no ¡No serás feliz! Como creyente debes ser realista del mundo en que vivimos el cual se encuentra bajo la maldición del pecado. Debes enfrentar muchas pruebas y problemas, pero puedes hacerlo de una manera diferente a como las afronta el mundo… con contentamiento. Es esa satisfacción interior y espiritual indistintamente sea cual sea la circunstancia. ¿Dónde está el secreto del contentamiento? Creer que Dios y lo que Él te da es todo lo que necesitas (Filipenses 4: 11 – 13). Diferenciando lo temporal de lo eterno y alejándote de la codicia mundanal. Pero lo más importante es que tengas un corazón agradecido, porque es imposible estar agradecido y descontento al mismo tiempo. Cuenta tus bendiciones una por una ¡Y te sorprenderá lo que el Señor ha hecho! Confía serena y profundamente de que nada ocurre en tu vida sin el conocimiento de Dios. Esto te ayudará a librarte de la amargura, del resentimiento y de la sensación de injusticia y esterilidad de muchas situaciones.


 

domingo, 4 de octubre de 2020

El testigo

 


El tribunal estaba lleno de personas expectantes, preocupadas y también de otras totalmente indiferentes. El testigo sale de un asiento y se dirige al estrado ¡Cruza una mirada con el acusado! Sabe que tiene en sus manos el destino de aquél hombre. Ni un gesto, nada. Todos están a la espera de su respuesta. Y el momento no tarda. El abogado le pregunta si estuvo el día tal y a determinada hora, con su cliente. Un si o un no, determinará si el acusado quedará o no en libertad. Su respuesta dará sustento a la versión del implicado. Será la coartada oportuna y perfecta. El silencio lo invade todo y en la fugacidad de un momento que se convierte en una eternidad, el testigo dijo: ¡No lo conozco... y no sé de qué me habla! Negarlo fue tanto como dictarle una sentencia. La Justicia sería implacable. El “antes” testigo, desconoció largos años de amistad y secretos compartidos en la intimidad de una camaradería. El testigo negó a su mejor amigo, echó por tierra la defensa y dejó sin piso cualquier argumento. Aquel, en quien confiaba el acusado, de quien esperaba respaldo y que testificara a su favor, le ha negado públicamente… ¿Y si el acusado hubiese sido usted? Usted que estaría con la esperanza de que en un momento de crisis su amigo más cercano le brindara su ayuda y sin embargo, ¿Delante de todos le niega, le desconoce? Y todavía… algunos de nosotros tenemos la osadía de juzgar a Pedro (Mateo 26: 69 – 75).


lunes, 28 de septiembre de 2020

La Soberanía de Dios sobre el hombre


“Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno. Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien.” Jeremías 18: 3 – 4. En esta alegoría, una parte del material no quería cooperar, era un barro estropeado, sin embargo, el alfarero tuvo compasión, no lo abandonó y lo volvió a moldear. Vivimos en la época de los derechos: diversidad, derechos humanos, libertad para protestar, libertad de elección… ¿Y los derechos de Dios? Se nos olvida que Dios es el alfarero y nosotros el barro, que Dios es el Creador y nosotros criatura. Dice el Apóstol Pablo: «¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? ¿Podrá un objeto decirle a quien lo hizo: “¿Por qué me has hecho así?”». Romanos 9: 20. La alfarería no es una distracción o un pasatiempo. Dios no está jugando contigo ¡Él tiene un propósito en tu vida! Jeremías observa al alfarero sin tener ni la menor idea de lo que el alfarero está formando, el barro no sabe su propósito ¡Pero Dios sí! El alfarero es bondadoso. No quiere hacer daño al barro. Quiere que el barro se rinda, abandonándose en sus manos, porque quiere crear algo de él. Mira el rostro del alfarero, cuan absorto está. ¡Cuán interesado está en el barro!


Vasos de honra y vasos de deshonra


¿Sabías que en los tiempos antiguos del pueblo de Israel existían en la entrada de cada casa, unos vasos llamados “vasos de honra”, el cual contenía agua fresca para todo aquel (visitantes, caminantes, etc.) que lo necesitará y más si llegaban de alguna distancia muy larga? En 2 Timoteo 2: 20 la casa que hace referencia esta analogía es el cuerpo de Cristo en donde hay recipientes que cumplen diferentes propósitos. Algunos son honrosos como una copa de oro y otros no tan honrosos como un basurero ¡Pero eso no es culpa de Dios! Todos hemos sido llamados para ser vasos de honra, sin embargo, el tipo de vaso lo determina cada uno. ¿Por qué tantos creyentes escogen hacer lo mínimo en el reino de Dios? ¿Por qué se contentan con ser recipientes para usos viles o comunes? Porque les falta una cosa que todo utensilio honroso debe tener: “Disposición”. Pablo continúa su analogía explicando en 2 Timoteo 2: 21 que Dios solo utiliza vasos limpios de toda maldad. Un vaso limpio es un instrumento adecuado por medio del cual fluye la honra, la santidad y la utilidad al Señor. Su condición de limpieza lo deja apto para hacer cualquier cosa en la Casa (Iglesia) de Dios. Recuerda que un vaso de honra tiene una relación diaria (fresca) y real con el ESPÍRITU SANTO para que en el momento que cualquier persona tenga necesidad de Dios, estemos disponibles para saciar la sed espiritual de la gente.


 

Estamos en guerra


En Efesios 6: 11 - 18 el apóstol Pablo hace un llamado a la batalla contra un enemigo invisible que solo puede ser confrontado a través de una serie de armas espirituales: la verdad y la justicia. Así como el evangelio, la fe, la salvación, la Palabra de Dios y la oración ¡En esta última hace un énfasis muy especial! Para luchar esta guerra espiritual es imprescindible conocer al general enemigo: El diablo, el cual es el líder de los poderes del mundo invisible del mal (Efesios 2: 1-2). Debes saber que Satanás y el tercio de los ángeles creados (ángeles caídos) son enemigos de Dios, pero no pueden luchar contra el Altísimo, al contrario, ya han sido juzgados y condenados (Juan 16: 8 – 11) y solo esperan ser lanzados al lago de fuego al final de los tiempos (Apocalipsis 20: 7). Entonces el diablo, nuestro adversario, sabiendo que le queda poco tiempo, odia todo lo que se parezca a la imagen de Dios, por tanto, también aborrece al hombre e intenta controlarlo. Vivimos tiempos malos (Efesios 5: 16) por lo que Pablo hace un llamado a la batalla: a toda la iglesia en forma corporativa como a un ejército, no a cada santo en particular. ¡Los soldados que andan solos son fáciles de eliminar! Esta lucha, aunque no sea visible, es real; 24/7 nos encontramos inmersos en una contienda bélica cuyos estragos se producen en las almas de seres humanos dotados de libre albedrío. Estamos en guerra y necesitamos armarnos hasta los dientes, conocernos a nosotros mismos y a nuestro oponente… mañana puede ser tarde…


 

sábado, 12 de septiembre de 2020

Las pruebas y las tentaciones

¿Sabías que Satanás sabe cuando atacar?  A menudo Satanás no solo tienta nuestras debilidades, sino también nuestros lados, que creemos que son fuertes. La tentación a menudo viene después de un buen momento en nuestra vida espiritual o en nuestro ministerio. Satanás elige el momento preciso para atacar, por lo que debemos estar en guardia en tiempos de victoria y desaliento. Debemos aprender como creyentes que Dios no tienta a nadie (Santiago 1: 13) pero si le permite a Satanás que nos tiente para refinar nuestra fe y para aprender a depender de Cristo ¡Tarde o temprano todos seremos probados! Es importante que sepamos que existen tres áreas que Satanás usa para tentarnos (1 Juan 2: 16 – 17): (1) un intenso deseo por el placer físico, (2) un deseo insaciable por todo lo que vemos y (3) el orgullo de nuestros logros y posesiones. Ahora, ¡La tentación no es pecado! Y no existe fuerza humana que resista la tentación (Mateo 26: 41) la cual nunca será mayor a nuestra capacidad de resistencia. Si bien es cierto, Dios permite las aflicciones en nuestra vida, Él también nos dará la vía de escape para que podamos soportarlas (1 Corintios 10: 13). Una vez superadas nos otorga el premio y el honor más grande que un ser humano pueda recibir: La Vida Eterna (Santiago 1: 12).


 

El dicho de Jesús más utilizado


¿Sabías que el dicho de Jesús que más veces se ha utilizado es “No juzguéis para que no sean juzgados? (Mateo 7: 1 – 5). Y no solo es el más utilizado, sino que es el más mal utilizado. Por un lado, se encuentran los defensores de la interpretación extremista: “No juzgo para que no me juzguen” lo cual silencia al crítico aduciendo que nadie tiene derecho de realizar, a nadie, señalamiento alguno. Por otro lado, tenemos el extremo del que juzga de manera condenatoria, lo cual es un pecado ya que su única intención es convertirse en un descubridor de faltas, negativo y destructivo con las demás personas. Saca conclusiones sin investigar los hechos y juega al “santurrón” juzgando a otros desde su propia justicia y orgullo. El mandato “No juzguéis” no es una prescripción a ser ciegos, sino más bien una exhortación a ser bondadosos, benévolos o nobles. “No Juzguéis” es una renuncia a la ambición presuntuosa de jugar a ser Dios al colocarnos en alto como si fuésemos jueces. En todas nuestras actitudes y conducta hacia otros no debemos actuar ni como jueces severos, censuradores y condenatorios (V1-2), ni como hipócritas culpando a otros mientras nos excusamos nosotros (V3-4), sino como hermanos, cuidando de otros a tal punto que primero nos culpamos y corregimos nosotros y luego buscamos ser constructivos en la ayuda que les damos a ellos (V5).


 

martes, 1 de septiembre de 2020

Un propósito detrás de cada problema


Los sufrimientos ligeros y pasajeros que hoy padecemos no se comparan en nada con la gloria eterna (2 Corintios 4:17). No debería extrañarnos si debemos afrontar problemas (1 Pedro 4: 12) ya que ellos ponen a prueba nuestra confianza en Dios. Además, Dios usa nuestros problemas para acercarnos a Él según el Salmo 34: 18 ya que toda situación adversa nos obliga a mirar a Dios y a depender de Él tal y como lo expresa el apóstol Pablo en 2 Corintios 1: 9. Lo importante es siempre mantener la mirada enfocada en el resultado final. Ahora, si queremos compartir su gloria también debemos compartir su sufrimiento (Romanos 8: 17-18). Todo lo que sucede alrededor de los que aman a Dios es para bien según Romanos 8: 28 – 29. Tenemos la certeza basada en que Dios tiene el control y que Él es el diseñador de un plan maestro que involucra todo lo que pasa en tu existencia ¡Todos los acontecimientos de tu vida obran juntos. El Todopoderoso es el único que puede producir algo bueno del peor mal. Sin embargo, esta promesa es solo para los hijos de Dios, aquellos que han sido llamados de acuerdo a su propósito: Que tú y yo seamos a imagen de Su Hijo.


 

Ser como Cristo

Desde la creación, Dios anunció su intención de que el hombre fuese como Cristo (Romanos 8: 29). Sin embargo, llegar a ser como Cristo requiere esfuerzo y de ahí el consejo del apóstol Pedro de poner todo el empeño en afirmar la confianza en Dios, esforzarse por hacer el bien y procurar conocer mejor a Dios (1 Pedro 1: 5). Lo anterior se logra escogiendo abandonar nuestras antiguas maneras de actuar y permitiéndole a Dios que dirija nuestros pensamientos. Además, debemos desarrollar nuevos y consagrados hábitos. No menos importante, es saber entender que la transformación que Dios realiza es lenta (1 Corintios 3: 18), pero ¡No es culpa de Dios! Nosotros mismos debemos reconocer que somos lentos de aprendizaje y que hay mucho que desaprender del “viejo hombre” para aprender lo nuevo. Tal vez durante muchos años hemos venido haciendo mal las cosas y no podemos pretender que con un chasquido de dedos todo se arregle, máxime si existen consecuencias de nuestros malos actos y personas involucradas en los acontecimientos. También somos muy temerosos y reticentes al cambio, por el miedo a lo que podamos descubrir en el camino y, por si fuera poco, desarrollar hábitos lleva tiempo. Practicar y practicar (1 Timoteo 4: 15) es el consejo de Pablo, un día a la vez con paso firme y que el mundo vea la mejora continua. Sé paciente con Dios y contigo mismo porque lo que Dios tiene planeado para ti sucederá con tranquilidad, pero con la certeza de que ocurrirá en el tiempo Su tiempo (Habacuc 2: 3).  


 

miércoles, 26 de agosto de 2020

Cómo restaurar una relación rota


Ante una relación rota, lo primero que debes hacer es hablar con Dios antes que con la persona. Ora por el conflicto antes de ir con el chisme a un “amigo”. Toma la iniciativa siempre (Mateo 5: 23-24) ¡No importa quien haya sido el ofendido o quien haya ofendido a quien! Se comprensivo y antes de resolver el desacuerdo, usa tus oídos más que tu boca. Debes confesar tu parte en el conflicto (Mateo 7: 5) admitiendo tus propios errores o pecados. Debes atacar el problema y no a la persona ya que no arreglarás nada si lo que te interesa es encontrar quien tuvo la culpa. Es importante que cooperes tanto como puedas (Mateo 5: 9) haciendo todo lo posible para optar por lo que la otra parte prefiere. Haz hincapié en la reconciliación, no en la solución (Efesios 4: 3). La reconciliación se enfoca en la relación, mientras que la solución se concentra en el problema. Enfoquémonos en lo que tenemos en común (Efesios 4: 4-6) Concentrémonos en lo que más nos importa, no en nuestras diferencias personales siendo realistas en cuanto a nuestras expectativas (Efesios 4: 2) amándonos pese a las perfecciones de los demás. Evitemos a las personas conflictivas y neguémonos a escuchar chismes. Actuemos con rapidez (Proverbios 17: 14) y evitemos que se agranden las cosas siempre decididos a animar más que a criticar.  


 

Cuando crece la obra, crecen los murmuradores


Quince grupos de judíos de diversas naciones conformaban una congregación de 5000, contando solo hombres según Hechos 4: 4. Por tanto, cuando la obra crece ¡Satanas intensifica su ataque! (Hechos 6: 1) propiciando conflictos entre los fieles. Bendito el liderazgo que actúa de inmediato para solucionar el problema (V. 2 - 5) y logra extinguir el incendio antes de que se vuelva incontrolable. El intento del enemigo de apartar a los doce de su ministerio principal (proclamación del evangelio) ha fracasado. Ninguna iglesia puede librarse hoy por completo de las disensiones. Sin embargo, las diferencias pueden dividirnos y perjudicar el cuerpo de Cristo o unirnos en un entendimiento más profundo (2 Corintios 2: 11). Debemos aprender que eludir los conflictos aumentan los problemas y que es de vital importancia buscar el origen de las disensiones, las cuales muchas veces son causa de malos entendidos, del ingenio de Satanás o de nuestra naturaleza pecaminosa. Hasta donde dependa de cada uno, dice el apóstol Pablo en Romanos 12: 18, hagamos todo lo posible por vivir en paz con todos, solo así recibiremos la bendición para todos aquellos que trabajan para que haya paz en derredor, según Jesús en Mateo 5: 8. A esos ¡Dios los llamará Hijos suyos!


 

martes, 25 de agosto de 2020

Cuando los santos se pelean


¿Sabías que los hombres de Dios pueden tener puntos de vista diferentes? En Hechos 15: 36 – 38 Pablo y Bernabé están a punto de iniciar un segundo viaje misionero. Ambos estaban de acuerdo en el Que, en el Cuándo y en el Como ¡Pero no en el Con quién! Bernabé quería llevar nuevamente a su sobrino Juan Marcos quien los había abandonado durante el primer viaja situación que tenía muy molesto al apóstol Pablo y de ahí su reticencia en llevar al muchacho otra vez. “Su desacuerdo” (Hechos 15: 39 – 41), refleja la humanidad, la sabiduría limitada y el carácter imperfecto de estos hombres. Ahora, ¿Se podía haber conciliado el desacuerdo? Pablo pudo haber dicho: “Pongámoslo a prueba, si no funciona lo embarcamos para su casa”. Bernabé pudo haber dicho: “Démosle una tarea de menor importancia para ver cómo se porta”. O Pudieron haber trazado un plan condicionado: Tomar a Marcos y a otros por si el primero desertaba. El triste final de la discusión fue la separación. Uno fue influenciado por el parentesco y el otro por un celo que no admitía indiferencia. Ninguno de los dos estuvo dispuesto a ceder acabando entre ambos una colaboración de más de 10 años ¡Los compañeros de milicia nunca se vieron más!

 

Sentido de pertenencia


¡No hay ningún ejemplo en la Biblia de santos solitarios o ermitaños espirituales aislados de otros creyentes! El apóstol Pablo utiliza magistralmente la analogía del cuerpo humano, en muchas de sus cartas, para demostrar la importancia que tenemos los creyentes de pertenecer al cuerpo de Cristo (Efesios 4: 16). Según Pablo debemos estar ligados y funcionando bien cada uno. Sin embargo, el cuerpo humano puede debilitarse cuando una de sus partes sufre o se desliga provocando que el resto del cuerpo vea mermado su buen funcionamiento (1 Corintios 12: 26 - 27). No podemos decir que seguimos a Cristo si no tenemos ningún tipo de compromiso con el resto de los discípulos y solo podemos mantenernos espiritualmente en forma si participamos en toda la vida de una congregación local a través del desarrollo y uso de nuestros dones (1 Corintios 12: 7). Recuerda que no se trata de edificar tu ministerio, sino de edificar la iglesia de Cristo. La diferencia entre un mero asistente al templo y un miembro de la iglesia es el “compromiso”, ese “sentido de pertenencia” que entre otras cosas evita que nos apartemos del grupo. Para producir una comunidad cristiana que perpetua el amor se necesita tanto el poder de Dios como nuestro esfuerzo, así como desarrollar el hábito de reunirse, incluso cuando no se tiene ganas, porque estamos convencidos de que es importante (Hebreos 10: 25).

 

La familia de Dios

Hebreos 2: 10 dice que Dios quiere una familia con muchos hijos para compartir su gloria. Sin embargo, debemos aclarar que, aunque Dios creó a todos los seres humanos ¡No todos son sus hijos! 1 Juan 3: 10 dice que aquellos que no quieren hacer lo bueno ni se aman unos a otros no son hijos de Dios sino más bien son hijos del Diablo. Hoy en día abundan muchos “hermanos mentirosos” que dicen amar a Dios, pero al mismo tiempo aborrecen a su prójimo (1 Juan 4: 20). Jesús mismo expresa en Mateo 22: 37 – 40 que tan importante es mi relación vertical (con Dios) como mi relación horizontal (con mis hermanos). ¿Sabías que los primeros 4 mandamientos se refieren a nuestra relación con Dios y los 6 restantes a las relaciones con las personas? La vida sin amor no tiene sentido y el amor perdurará para siempre (1 Corintios 13: 13). Si no tenemos amor estamos “quebrados” (1 Corintios 13: 3) y no solo se trata de decir que amamos ¡Debemos demostrarlo! (1 Juan 3: 18). Cualquier persona puede dar sin amar, pero es imposible amar sin dar (Juan 3: 16). Por tanto, Dios quiere que emulemos su ejemplo con todos nuestros semejantes (Proverbios 3: 27 y Gálatas 6: 10) sean amigos o no tan amigos…


 

Reconocimientos a mamá


“Mi mamá no tiene valor, es una mujer hacendosa, valiente, ejemplar, fuerte, extraordinaria y su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas ¡Su valor supera en mucho al de las joyas! Siempre ha sido la administradora del hogar porque a través de ella nunca nada ha faltado en casa. Ella sale y busca con voluntad, agrado y placer y trabaja laboriosamente con sus manos. Es como un barco de un lugar lejano que de todas partes trae provisiones a la casa.  ¡Mamá es 24/7! Se levanta muy temprano, antes de amanecer y cuando aún es de noche, para dar de comer a nuestra familia y para planificar las tareas diarias. Ella evalúa, considera, inspecciona, calcula, examina y observa el valor de sus hijos como si fuéramos un campo. Con sus propias manos lo planta y en Él trabaja de sol a sol. Se reviste de fortaleza y con ánimo se dispone a trabajar. Se complace en la prosperidad de sus hijos y ¡toda la noche hay luz en su casa, pues de noche trabaja hasta tarde. Mantiene sus manos ocupadas en el telar, fabricando su propia ropa y con los dedos maneja la aguja. Mi mamá siempre tiene algo que dar a los pobres, y ofrece su ayuda al indigente y a los necesitados. Cuando llega el invierno, no le preocupa que haga frío, pues todos en casa andamos siempre bien abrigados. Es alabada por la gente, todos la respetan y está revestida de fuerza y dignidad. El día de mañana no le preocupa, como tampoco le preocupa lo que pueda venir porque siempre mira con optimismo hacia el futuro. Cuando habla, sus palabras son sabias, cuando instruye, lo hace siempre con amor y da órdenes con bondad. Sus hijos nos levantamos, la bendecimos y nos apresuramos a felicitarla; también mi papá la alaba: Hay muchas mujeres ejemplares y capaces en el mundo, muchas son muy valientes, pero mi mamá las superas a todas, porque es la mejor de todas”. Proverbios 31: 10 - 29

 

Creados por Dios para su deleite


“Porque tú creaste todas las cosas; existen y fueron creadas para ser de tu agrado” Apocalipsis 4: 11. Agradar a Dios se conoce como adoración y no tiene que ver con una postura física, y es mucho más que música (Salmo 34: 1). Sin embargo, recuerda que tu adoración a Dios debe ser espiritual, auténtica (Juan 4: 23-24) y reflexiva (Mateo 22: 37). ¿Sabes que hace sonreír al Eterno? ¡Un hombre como Noé! Génesis 6 nos muestra un Dios que no le permite a la raza humana permanecer en rebeldía para siempre. Esto significa que hay un "punto de no retorno" para todo aquel que persiste en un constante rechazo a Dios. El Señor no nos va a atraer siempre, hay un punto en el que Él va a decir "no más". Pero Noé contaba con la aprobación del Señor porque Noé amaba a Dios por encima de todo (V.9) y puso su confianza en el Señor completamente (Hebreos 11: 7). Noé obedeció con todo su corazón (V. 22) y le manifestó a Dios una gratitud continua (Génesis 8: 20). Además, puso sus habilidades al servicio del Altísimo (Génesis 9: 1-3).    El acto de Noé fue tan agradable a Dios que Él nos obsequió desde entonces EL ARCOIRIS no solo como un pacto de “no destrucción por agua, sino también como muestra de reconocimiento por esa vida humana que le hizo sonreír y le agradó, en todo, durante su existencia terrenal.

 

lunes, 10 de agosto de 2020

Milagros que Jesús no quiso hacer


De los 37 milagros registrados en los Evangelios y realizados por Jesús, 28 fueron de sanidad y resurrección. Cada milagro tuvo dos propósitos específicos: 1) Notificaron a "Satanás" que su derrota era inminente; y, 2) aseguraron a la humanidad que mediante Jesús se puede alcanzar la redención. Cada "milagro" que Jesús hace en tu vida te enseña que llegará un momento cuando el pecado y la muerte no existirán más. ¡Jesús ha garantizado la victoria final sobre el sufrimiento! (Apocalipsis 1: 18). Sin embargo, en algunos casos, Jesús rehusó el hacer un "milagro" como cuando enfrentó a "Satanás" en el desierto, o cuando la carga del pecado pesaba sobre Él en el Getsemaní. También cuando la multitud lo animaba a demostrar que era el Hijo de Dios, pidiéndole que descendiera de la cruz. ¿Por qué Jesús no hizo milagros en esas y otras ocasiones? Cristo nunca quiso ejercer el poder divino para su propio beneficio. Había venido para soportar la prueba, como debemos soportarla nosotros, dejándonos un ejemplo de fe y sumisión. ¡Sus obras admirables, fueron todas hechas para beneficio de otro! Jesús dijo: “Lo único que hago es honrar a mi Padre…Yo no busco que me den la gloria a mí… ―Si yo me doy gloria a mí mismo, mi gloria no sirve de nada. Pero el que me da la gloria es mi Padre,” Juan 8: 49 – 50 y 54. El Señor renunció a cualquier enaltecimiento propio o deseo de honor por parte de los hombres. Todo su interés se centraba en dar la gloria a su Padre celestial sin preocuparse por él mismo.

 

El Gran Conflicto

El Gran Conflicto entre el Bien y el Mal es el gran tema de la batalla entre Cristo y Satanás, el cual está entretejido en toda la Biblia, desde las páginas iniciales hasta el cierre de esta. Es la lucha entre dos semillas: La semilla de la serpiente (Satanás) y la semilla de la mujer (Cristo y su iglesia) Génesis 3: 15. La historia redentora se comprende mejor en el contexto de este conflicto que comenzó en el cielo cuando un tercio de los ángeles, bajo la dirección de "Lucifer", eligieron rebelarse contra Dios (Isaías 14: 12-14, Ezequiel 28: 14–17 provocando una gran batalla en el cielo según Apocalipsis 12: 4 y 7 – 9. La rebelión no prevaleció y el conflicto se trasladó a la tierra convirtiéndose en una batalla universal que afecta a cada ser humano (Apocalipsis 12: 12 – 17 y 1 Pedro 5: 8), hasta que concluya con la Segunda Venida de Cristo y la inminente destrucción de "Satanás" (Apocalipsis 20: 10). El relato de Génesis 3 es posterior a la caída de Satanás el cual es simbolizado como "la serpiente". Casos como Abel y Caín, Sem y Cam, el intento de asesinato del niño Moisés y del niño Jesús son ejemplos de esta feroz batalla entre el Bien y el Mal. Como Satanás no pudo matar al Hijo, tratará de dañar al Hijo por medio de la iglesia atacándola con falsa doctrina y herejía (Apocalipsis 12: 17 y Daniel 12: 1). Sin embargo, no podrá porque ni siquiera “los poderes del infierno prevalecerán contra la Iglesia Única de Dios” (Mateo 16: 18). 



 

¿Cómo enseñaba Jesús?


Jesús era natural y espontáneo, sin hora ni lugar de reunión. Las necesidades de las personas eran satisfechas sin un ambiente de formalismo y mostrando interés en ellos. Además, era claro y sencillo al dirigirse a las muchedumbres que se apiñaban a su alrededor sin palabras complicadas, ilustrando las cosas espirituales con las cosas de la naturaleza y con los acontecimientos familiares de la vida diaria. ¿Sus libros de texto? La Biblia, la naturaleza y las vicisitudes de la vida. Jesús tiene un estilo de enseñar muy suyo, sabe tocar el corazón y la mente de las gentes. Sus dichos quedaron grabados en quienes le escuchaban, breves y concisos, llenos de verdad y sabiduría, pronunciados con fuerza, obligaban a sus oyentes a escuchar con atención y los apremiaban a vivir de otra manera.  ¡Jesús no solo sabía que enseñar, sino como enseñarlo! Miramos con admiración a Jesús el “Maestro de los maestros” que supo combinar, de modo sorprendente, la sencillez, la creatividad y la eficacia de su metodología, logrando: (1) que sus enseñanzas quedaran grabadas en las mentes y (2), cambios profundos en la vida de quienes escucharon sus palabras llenas de sabiduría. ¿Quieres enseñar a otros acerca de la Sana Doctrina? ¡Utiliza únicamente el método de Jesús!

 

Jesús: El maestro por Excelencia


 Los evangelios no dan ninguna descripción física acerca de Jesús. Por los relatos evangélicos podemos tener una idea de cómo era, por sus palabras, acciones y sentimientos. Los contemporáneos de Jesús sabían que Él no era un maestro de la ley ni había estudiado con un maestro famoso. Sin embargo, aprendió para enseñar, haciendo preguntas, observando la realidad, refiriéndose a situaciones concretas, utilizando un lenguaje que todos pudieran entender, y mostrando especial interés en las personas. Mateo 4: 23 describe que el ministerio de Jesús giraba en las tres áreas del “todo del hombre”: Al enseñar mostraba su interés de que todos entendieran (intelectual), al predicar mostraba su interés en una entrega (espiritual) y al sanar mostraba su interés en la persona total (física). Esto causó un gran impacto en sus oyentes (Mateo 7: 28 – 29 y Juan 7: 46) convirtiéndose así en el mayor maestro que el mundo conoció jamás.

¿Por qué la gente fracasa?



La Biblia dice que fracasa el que no escucha el consejo de la persona correcta (Proverbios 15: 22). Pero la gran mayoría de los fracasos se originan por la desobediencia a Dios (Salmo 81: 11 – 16) cumpliéndose así la ley universal de “La siembra y la cosecha” (Gálatas 6: 7 – 8). ¿Sabías que la palabra fracaso significa “fallar en el blanco”? ¡El blanco es la Voluntad de Dios! Sin embargo, el hombre tiene la potestad de elegir (Génesis 3) ya que sin una alternativa sería igual que un prisionero. No todo fracaso es pecado, pero todo pecado es un fracaso el cual se puede convertir en derrota o en victoria. Conviertes el fracaso en derrota cuando lo cubres, huyes de Él y culpas a otros tal y como lo hicieron Adán y Eva o puedes convertirlo en victoria cuando lo comprendes, buscas a Dios y te arrepientes tal y como lo hizo Jonás. Adicionalmente dile adiós a la culpa del ayer, determina el punto en donde perdiste la voluntad de Dios y corrige el error (Jonás 3: 1 – 2).

¿Cómo explicar la Trinidad?


La palabra “Trinidad” no aparece en la Biblia. Sin embargo, la triple personalidad de Dios es exclusivamente una enseñanza defendida por la iglesia y una verdad de la Escritura. La Biblia nos enseña que Dios no solamente existe como un Espíritu que es un ser personal, sino que Él lo hace en Santa Trinidad. Entender la Trinidad va más allá de la inteligencia humana porque no está sujeta a la razón o a la lógica ¡Solo puede entenderse con la guía del Espíritu Santo! (1 Corintios 2: 10 - 14). La unión de las tres divinas personas, el Padre, Hijo, y Espíritu Santo, en una sola divinidad muestra tres personas inseparables, interdependientes, y eternamente unidas en Una Sola Persona: “Dios tres en uno”. La bendición apostólica del apóstol Pablo en 2 Corintios 13: 14 interpreta el significado más profundo de la Trinidad en la experiencia cristiana: La gracia salvadora del Hijo dando acceso al amor del Padre y a la comunión del Espíritu.

 

No hagas ni digas más de lo que dice la Biblia


El apóstol Pablo dice en Romanos 15: 4 que todo lo que está escrito en la Biblia es para nuestra enseñanza. El problema no radica en lo que está escrito, sino en “cómo se enseña”. Hoy más que nunca, es imprescindible mantener la disciplina de los bereanos (Hechos 17:11) al examinar meticulosamente y a través de un estudio profundo, todo aquello que los educadores bíblicos transmiten. En las Escrituras existen verdades “explícitas” que resultan de una primera lectura de las palabras, así como verdades “implícitas” que se descubren a través de un examen detenido. La Biblia contiene la información, las instrucciones, las promesas y advertencias que el hombre necesita, pero el hombre tiene que emplear la facultad mental que Dios le da para entenderlas (Mateo 16: 5 – 12). Y aunque se te ha eximido de lo que Dios no revela (Deuteronomio 29: 29) debes tener cuidado en hacer o decir más de lo que la Biblia dice (1 Corintios 4: 6). 

 

¿Por qué los cristianos se alejan de Cristo?


La historia del joven (Mateo 19: 16 - 22) que pensaba que sus “obras” eran suficientes sin necesidad de rendir su vida 100% a Jesús demuestra que estar de acuerdo con las verdades espirituales, no salva a una persona ¡Se requiere una entrega absoluta a Dios! (Lucas 9: 62 y 14: 27). Lo anterior incomoda a muchos “seguidores” de Jesús que terminan alejándose del Maestro porque no aceptan su Señorío (Juan 6: 60 – 66). Para muchos, Jesús no rinde sus expectativas principalmente porque rehúsan ceder a sus propias exigencias egocéntricas. Lo cierto es que “aquellos que salieron de nosotros, nunca fueron de los nuestros, porque si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros” (1 Juan 2: 19). Dios ha prometido mantener firme hasta el fin a un creyente genuino (1 Corintios 1: 8) que, aunque tropieza y cae, se entrega incondicionalmente a Su voluntad (Juan 6: 67 – 69).




 

¿Salvador... y no Señor?


El 100% de los cristianos aseguran que son salvos, pero muchos de estos, que se hacen llamar “cristianos”, sabiendo lo que deben hacer ¡No lo hacen! (Lucas 6: 46). Jesús dice en Juan 3: 36 que es imposible ser salvo y desobediente al mismo tiempo. Muchos que creen que son salvos… ¡No lo son! Porque simplemente tomaron una decisión de aceptar a Jesús como su Salvador, recibieron el perdón total y la vida eterna pero no le devolvieron absolutamente nada a Dios. ¡Lo único que han hecho es una simple transacción! El apóstol Santiago dice (2: 19) que no se trata solo de creer y el mismo Jesús es claro en Mateo 7: 21 cuando dice que la salvación es concedida únicamente a aquellos que lo reconocen como Señor y están dispuestos a someter su vida a Él. Muchos “cristianos” consideran que es suficiente aceptar la salvación de Cristo, pero no su señorío, omitiendo las palabras del apóstol Pablo en Romanos 14: 9 cuando demuestra que ¡Cristo no está dividido! No se vale solamente aceptar su obra redentora, debemos creer en la totalidad de Su persona: Lo que Él es como también lo que Él hizo.

 

jueves, 30 de julio de 2020

El esclavo moderno



¿Sabías que un hombre con deudas es la versión moderna de un “esclavo”? ¿Por qué vivir de esta manera, si el apóstol Pablo dice en Gálatas 5: 1 que Cristo nos ha libertado para que vivamos en libertad? Es muy probable que muchos de nosotros hayamos olvidado la regla de oro que dice que: “No puedes gastar más de lo que puedes pagar”. El mismo Pablo lo enfatiza en Romanos 13: 8 “No tengan deudas pendientes con nadie”. Ahora la pregunta es: ¿Tiene deudas o las deudas lo tienen a usted? Es muy sencillo de averiguarlo. Las deudas lo tienen dominado cuando: No puede pagarlas en las fechas pactadas con sus acreedores, cuando se le acumulan varios meses sin poder pagar o cuando a pesar de tener deudas atrasadas se endeuda más ¡Lo que se infla más allá de sus proporciones inevitablemente estalla! Mejor aplique el consejo que Pablo en 2 Timoteo 6: 6-10 “La mayor riqueza es ser feliz con lo que se tiene”.


La Biblia y el dinero



Existe una creencia popular que dice: ¡Tanto tienes, tanto vales! Sin embargo, la Biblia ve de manera muy negativa, la mentalidad de acumular (Isaías 5: 8 y Eclesiastés 5: 10-12). La Biblia también aclara que la “Propiedad privada” no existe (Levítico 25: 23) y que usted y yo somos simples “huéspedes” que estamos de paso en esta tierra. Vivimos en una sociedad consumista que gasta y acumula bienes y servicios desmedidamente y no esenciales, lo que provoca que muchas personas vivan en un nivel económico que no les corresponde ¡Tienen de todo, pero lo deben todo! La publicidad, la moda, la tecnología y la falta de contentamiento tienen a muchos esclavizados de sus muchos deseos (1 Timoteo 6: 9-10), alejados de la fe y causándose muchos sinsabores. Jesús hace un llamado en Mateo 6: 31-34 a no hacernos pedazos con cosas que no valen la pena y que, si buscamos primeramente el reino de Dios, Él nos dará todo lo que necesitamos.


¿La pasas bien en tu iglesia?



¿Sabías que la única iglesia lleva el nombre de Dios el cual aparece 12 veces en las Escrituras y se llama “La Iglesia de Dios”? (1 Corintios 10:32). Jesús dice en Lucas 14: 26 – 33 que Su iglesia renuncia a “pasarla bien” y a la comodidad de una vida relajada y sin compromiso, siente la necesidad de salir del mundo y está preparada para la persecución. La única iglesia se compone de individuos dispuestos a entregarse completamente a Cristo según Mateo 7:21 y debe crecer, todos los días, en el conocimiento y verdades espirituales (2 Pedro 3: 17-18). Esto se obtiene a través de la guía del Espíritu Santo y la transformación diaria que realiza en la vida de los creyentes. La iglesia de Dios tiene una sola cabeza: Cristo (Colosenses 1: 18). Usted y yo somos “su cuerpo, o sea el instrumento físico mediante el cual Cristo actúa para hacer realidad su obra (Ezequiel 33: 2 – 9, Gálatas 6: 1 y Proverbios 24: 11 – 12) mostrando a toda persona y a través de la Biblia el único camino al cielo. Al mismo tiempo se encuentra preparando a sus miembros para la vida eterna.


La única iglesia



Se denomina Iglesia al conjunto de fieles unidos por la misma fe, y que celebran las mismas doctrinas religiosas. ¡Solo en Costa Rica existen más de 5000! Puede ser que “no todas las iglesias pueden estar equivocadas”, como tampoco “no todas pueden estar en lo correcto”. Entonces… ¿Cómo aclarar la confusión respecto a cuál es la iglesia correcta? En primer lugar, Dios no es Dios de confusión (1 Corintios14: 33) y el mismo Jesús dijo en Mateo 16: 18 que existe “una sola iglesia” y que le pertenece. La única iglesia es un organismo espiritual cuya historia se remonta a Jesucristo y los apóstoles (Efesios 2: 19.20) y no tiene relación con un edificio o una denominación como tampoco es un invento humano. La única iglesia reconoce que la Biblia es el único manual de Fe y Práctica (2 Timoteo 3: 16), la única fuente real y fidedigna ¡Todo lo demás son millones de ideas humanas! Además, la única iglesia cree en el Único Dios verdadero, el Dios descrito en la Biblia según Hebreos 11: 6 el cual es galardonador de los que le buscan de corazón y no de aquellos que asisten a una iglesia predilecta, interesados a medias y cuando les conviene.


domingo, 26 de julio de 2020

¿Una persona que se suicida entrará al cielo?




Si una persona “no salva” se suicida, no ha hecho nada más que “acelerar” su viaje al infierno. Sin embargo, esa persona que se suicidó estará en el infierno por rechazar la salvación a través de Cristo, no porque se haya suicidado. ¡El suicidio no es lo que determina si una persona logra entrar al cielo! Solo la gracia y la misericordia de Dios tienen la última palabra según Santiago 2: 8 – 13. Y de la manera en que nos compadecemos por las acciones incorrectas de los demás, así Dios se compadecerá de cada uno de nosotros. La compasión es la única que nos ayuda a entender que cada persona conoce su propia amargura (Proverbios 14:10) y que cada uno sabe cuál es el azote de su propio corazón (1 Reyes 8: 38). No importa cuán perdida esté una persona, Dios es poderoso para hacerlo renacer de nuevo y darle fe en Cristo. Lo anterior nos lleva a predicar con más denuedo sabiendo que los propósitos de Dios para nuestro evangelismo se cumplirán, y que Él es soberano para llevar su salvación a cualquiera.


¿Es posible que un cristiano cometa suicidio?



En el 2018, el pastor evangélico Andrew Stoecklein de los Ángeles, Estados Unidos, de 30 años, casado, con tres hijos y en la flor de su ministerio, optó por el suicidio. Este lamentable hecho responde a la pregunta en cuestión. Sin embargo, creemos que un cristiano no debe considerar el suicidio como solución moralmente válida al dilema de vivir en un mundo donde se experimenta dolor físico y emocional. Nadie vive sólo para sí, de ahí que el hecho de quitarse la vida tenga también repercusiones negativas sobre los demás cuyo bienestar depende del mío. Tendríamos serias dudas acerca de la autenticidad de la fe de cualquiera que clama ser cristiano y sin embargo comete suicidio. Los cristianos son llamados a vivir sus vidas para Dios, y la decisión de cuándo morir es de Dios y solamente de Dios según Hebreos 3: 12-14.


El suicidio según la Biblia



La Biblia menciona varios casos de suicidios sin emitir juicio sobre la moralidad de la acción. Esto no significa que el suicidio sea moralmente correcto; el autor bíblico está simplemente narrando lo ocurrido. El impacto moral del suicidio puede evaluarse mediante una comprensión bíblica de la vida humana. La ley mosaica del Antiguo Testamento no se refiere directamente al suicidio porque lo contempla dentro del homicidio: “No matarás” Éxodo 20:13. Lo anterior expresa claramente que ¡Suicidarse es un pecado! Por lo que desde la perspectiva de la Escritura la vida humana se concibe siempre como un don de Dios y sólo el Creador tiene autoridad sobre la vida y la muerte de su criatura. Dios, el verdadero propietario concede la vida en usufructo para que el ser humano la administre y rinda cuentas al final de su buena o mala gestión. “Nosotros no somos tan independientes como para poder vivir o morir para nosotros mismos. Al vivir o morir lo hacemos para el Señor.”    Romanos 14: 7 - 8