lunes, 12 de octubre de 2020

Relatos con aguijón


La Sinagoga se había convertido en una compañía de espías que pesaban y filtraban cada palabra y acción para tener algo de que acusar a Jesús y expulsarlo. Entonces, el Maestro se dirigió al templo del aire libre y enseñó a la gente por las calles de las aldeas y por las carreteras, a la orilla del lago y en sus propios hogares. Porque a persona que tiene un mensaje auténtico que transmitir de parte de Dios, y un auténtico deseo de transmitirlo, siempre encontrará o creará las oportunidades y Dios lo va a respaldar. Cabe destacar que Cristo se dirigía a las muchedumbres sin palabras complicadas ilustrando las cosas espirituales con las cosas de la naturaleza y con los acontecimientos familiares de la vida diaria. Con un estilo de enseñar muy suyo, sabía tocar el corazón y la mente de las gentes. Sus dichos quedaron grabados en quienes le escuchaban, breves y concisos, llenos de verdad y sabiduría, pronunciados con fuerza, obligaban a sus oyentes a escuchar con atención y los apremiaban a vivir de otra manera. Su método predilecto de enseñar era “contar cuentos” o parábolas, tomados de la vida ordinaria, a través de una comparación de dos cosas en paralelo y convertida en historia narrada. Cada relato tiene un extremo en forma de aguijón, un bombardeo oculto, imposible de detectar y en cada una de ellos hay un elemento sorpresivo y novedoso. Estás parábolas llaman a la reflexión e inspira a la decisión, contienen verdades centrales y propósitos definidos.