Jesús: El maestro por Excelencia
Los evangelios no
dan ninguna descripción física acerca de Jesús. Por los relatos evangélicos
podemos tener una idea de cómo era, por sus palabras, acciones y sentimientos.
Los contemporáneos de Jesús sabían que Él no era un maestro de la ley ni había
estudiado con un maestro famoso. Sin embargo, aprendió para enseñar, haciendo
preguntas, observando la realidad, refiriéndose a situaciones concretas,
utilizando un lenguaje que todos pudieran entender, y mostrando especial
interés en las personas. Mateo 4: 23 describe que el ministerio de Jesús giraba
en las tres áreas del “todo del hombre”: Al enseñar mostraba su interés de que
todos entendieran (intelectual), al predicar mostraba su interés en una entrega
(espiritual) y al sanar mostraba su interés en la persona total (física). Esto
causó un gran impacto en sus oyentes (Mateo 7: 28 – 29 y Juan 7: 46)
convirtiéndose así en el mayor maestro que el mundo conoció jamás.