En el 2018, el pastor evangélico Andrew Stoecklein de los Ángeles,
Estados Unidos, de 30 años, casado, con tres hijos y en la flor de su
ministerio, optó por el suicidio. Este lamentable hecho responde a la pregunta
en cuestión. Sin embargo, creemos que un cristiano no debe considerar el
suicidio como solución moralmente válida al dilema de vivir en un mundo donde
se experimenta dolor físico y emocional. Nadie vive sólo para sí, de ahí que el
hecho de quitarse la vida tenga también repercusiones negativas sobre los demás
cuyo bienestar depende del mío. Tendríamos serias dudas acerca de la
autenticidad de la fe de cualquiera que clama ser cristiano y sin embargo
comete suicidio. Los cristianos
son llamados a vivir sus vidas para Dios, y la decisión de cuándo morir es de
Dios y solamente de Dios según Hebreos 3: 12-14.