Los sufrimientos ligeros y pasajeros que hoy padecemos no se
comparan en nada con la gloria eterna (2 Corintios 4:17). No debería
extrañarnos si debemos afrontar problemas (1 Pedro 4: 12) ya que ellos ponen a prueba
nuestra confianza en Dios. Además, Dios usa nuestros problemas para acercarnos
a Él según el Salmo 34: 18 ya que toda situación adversa nos obliga a mirar a
Dios y a depender de Él tal y como lo expresa el apóstol Pablo en 2 Corintios
1: 9. Lo importante es siempre mantener la mirada enfocada en el resultado
final. Ahora, si queremos compartir su gloria también debemos compartir su
sufrimiento (Romanos 8: 17-18). Todo lo que sucede alrededor de los que aman a
Dios es para bien según Romanos 8: 28 – 29. Tenemos la certeza basada en que
Dios tiene el control y que Él es el diseñador de un plan maestro que involucra
todo lo que pasa en tu existencia ¡Todos los acontecimientos de tu vida obran
juntos. El Todopoderoso es el único que puede producir algo bueno del peor mal.
Sin embargo, esta promesa es solo para los hijos de Dios, aquellos que han sido
llamados de acuerdo a su propósito: Que tú y yo seamos a imagen de Su Hijo.