Demóstenes decía que: “No hay nada más fácil que el autoengaño. Ya
que lo que desea cada hombre es lo primero que cree”. Dicho de otro modo: “Cada
quien se engaña con la mentira que más le gusta y tiende a evaluarse
comparándose con otras personas, en vez de usar estándares absolutos. Caen víctimas
del autoengaño en lugar de confrontar sus propios problemas prefiriendo vivir
en la ignorancia. Se vendan los ojos, en lugar de las heridas y se creen
curados. Atrasan la cosecha y los frutos se pudren, atrasan los problemas y
estos no paran de crecer. El autoengaño es primero un cálido refugio y luego
una fría cárcel. Nuestra mente nos engaña porque así es más fácil la existencia,
convirtiéndonos a nosotros mismos en nuestro peor enemigo. Solo se vuelve clara
la visión cuando se puede mirar dentro de su propio corazón, porque quien mira
hacia afuera duerme y quien mira hacia adentro, despierta. Quitarse la venda
sin anestesia y ver como son las cosas, es el primer paso para empezar a
aceptar y mejorar la situación en la que uno se encuentra. La única manera de
tener éxito es respetar la regla de NO MENTIRSE A SI MISMO. No vaya a ningún lado
sin usted, sin su honestidad, si su esencia, sin su libertad. Solo de esa
manera, aunque a veces parezca que no haya nadie, siempre estará usted y su
presencia.