lunes, 22 de abril de 2019

Las siete palabras

Sus verdugos y toda la gente congregada en el Calvario, esperaban que Jesús asumiera la actitud de un crucificado, llorando de rabia e impotencia y que maldijese a todos. Los líderes religiosos estaban seguros de que Jesús en ese momento olvidaría todo lo que había predicado. Sin embargo, sus últimas expresiones fueron: 1) «Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen» Lucas 23: 34. ¿Sus enemigos? Los soldados, Caifás, Herodes, Pilato y todos nosotros… “los pecadores”. 2) «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» Lucas 23:43. La confesión de fe no vino de la casta sacerdotal o de los poderosos, sino de un malhechor condenado en su momento más penoso, cuando ya estaba a las puertas de la muerte. 3) «Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo quien Él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo...» «He ahí tu madre» Juan 19: 26 – 27. Dos de sus grandes tesoros no tenía a quien dejárselos, por lo que le dio un hijo a su madre y una madre a su amigo. 4) «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»   Mateo 27: 46. Pareciera que el Padre no ha movido ni un dedo para ayudar a su Hijo y librarlo de esta horrible agonía física y espiritual. Jesús sufrió esta muerte doble de modo que nosotros nunca tuviéramos que experimentar la separación eterna de Dios. 5) «Tengo sed» Juan 19: 28. A Jesús se le ofreció vinagre mezclado con hiel, un narcótico, para amortiguar su dolor. Pero lo rechazó porque habría de sufrir totalmente consciente y con mente lúcida. 6) «Consumado es» Juan 19: 30. ¡Cancelado! Ha sido pagada la deuda total de nuestros pecados. El creer en la muerte y resurrección de Jesús permite vivir por la eternidad con Dios y escapar de la muerte que lleva consigo el pecado. 7) «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» Lucas 23: 46. Jesús muere pobre, desnudo y humillado, pero sabe que poco tiempo después dejará una tumba vacía. Muere tranquilo y confiado sabiendo que los brazos de su Padre Celestial lo aguardan para acogerlo en su gloria.