lunes, 15 de abril de 2019

Cruzar el Rubicón


El Rubicón es un río italiano que desemboca en el mar Adriático, y que, a pesar de ser corto, se caracteriza por ser torrencial. Sus aguas se tiñen con el color de la arcilla que lo rodea por lo que su nombre viene del color rubí. En época de Julio César (49 a.C.), el río marcaba la frontera entre las Galias y la república de Roma. ¡Cruzarlo era ilegal! Roma consideraba una provocación que tropas de su propio ejército atravesaran ese río en armas en dirección a la ciudad. Después de meditarlo, Julio César decidió infringir la ley, sabiendo que esto podía ser el inicio de un conflicto bélico. Dicen que Julio César pronunció la famosa frase: “ALEA IACTA EST” (“La suerte está echada” o “Los dados se han lanzado”) señalando que ya no había vuelta atrás tras ese gesto. Fue una decisión trascendental y de consecuencias irreversibles. A Julio César no le quedaba ya sino afrontar las inevitables consecuencias. La guerra civil, denominada: “La Segunda Guerra Civil de la República de Roma”, en efecto, se produjo y acabó con la victoria de Julio César. Desde entonces se emplea la expresión “Cruzar el Rubicón” cuando alguien decide lanzarse a hacer alguna cosa, aun sabiendo que le puede traer graves consecuencias que ya no van a poder evitarse. Es dar un paso irrevocable más allá del punto de no retorno tal y como lo dijo Franz Kafka: “A partir de cierto punto no hay retorno, Ese es el punto que hay que alcanzar”.