Julio César antes de ser emperador, atravesó los Alpes con sus
tropas rumbo a España. Se encontró con unos montañeses que discutían sobre
quien ejercía autoridad sobre una pequeña aldea. Los ayudantes del general se rieron
ya que consideraban a la aldea insignificante, a lo que el futuro monarca de
Roma contestó: “No os burléis, también yo preferiría ser cabeza en esta aldea
que brazo en Roma”. Existe un refrán español que dice: “Más vale ser cabeza de
ratón, que cola de león”. Según el mismo, resulta mejor ser el primero en las
pequeñas cosas que el último en las grandes. Es más satisfactorio y agradable
estar en un lugar en donde tus opiniones y acciones sean apreciadas, analizadas
y hasta ejecutadas para desarrollar un proyecto o plan dentro de un pequeño
grupo. Cuando una persona no es valorada porque antes de Él existen muchas
personas con rango de “superioridad” que opinan, mandan y ejecutan dentro del
grande grupo. En ese momento, el sujeto debe analizar y preguntarse si prefiere
ser cabeza de ratón (el primero en un grupo pequeño) o, por el contrario, la
cola del león (el último en un grupo grande). Que es lo que desea El para su
vida diaria y para su futuro, ser reconocido y valorado por sus aportes, o por
el contrario únicamente realizar lo que los “superiores” indiquen sin derecho a
réplica, sin poder demostrar que existe un mejor plan ideado por él, lo cual
impide dar mejor de sí dentro del grupo.