miércoles, 13 de noviembre de 2019

¿Nos quieren?

Hay relaciones consanguíneas o de afectividad natural que, aunque nos aporten “determinadas” cosas positivas, cuando las colocamos en una balanza, terminan causando más daño que bien. Contaminan nuestra vida y terminan contagiándonos emociones negativas que no necesitamos. Ahora, reconocemos que las críticas son positivas, siempre y cuando tengan un objetivo constructivo y nos ayuden a reparar un error o a crecer. Sin embargo, hay personas que solo critican por el placer de criticar y causarle daño a los demás. Y casi siempre son aquellas personas que nos rodean y que afirman constantemente que nos quieren. Sin embargo, ¿Cómo puede decir un ser humano que ama a otro ser humano cuando solo le desea el mal? ¿Es posible que el fracaso y la tristeza del prójimo produzca dicha y felicidad? ¿De dónde puede emerger sentimientos tan “oscuros”? Jesús dijo que: “Lo que sale de la persona es lo que la contamina. En efecto, de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, la maldad, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Estas cosas malas salen de adentro y son las que contaminan a la persona.” Personas, con esta forma de ser y comportamiento están contaminadas y no se complementan con nosotros por lo que mantener una relación estrecha con ellas solo puede hacernos daño. ¿Qué hacer al respecto? El apóstol Pablo tiene la respuesta en Romanos 12: 21: “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien”. La distancia, el silencio y el tiempo dará la razón a quien la tiene…