Emilie Hernes
Gauvreay dijo que: “Hemos construido un sistema que nos persuade a gastar
dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para crear impresiones que
no durarán, en personas que no nos importan”. Por eso si vas a comprar algo,
piensa: ¿Qué pasaría si no lo compro? Si la respuesta es NADA, no lo compres,
porque no lo necesitas. En esta navidad no necesitas tener tanto, comprar
tanto, apresurarte tanto ni preocuparte tanto. Navidad no se trata de abrir
regalos, se trata de abrir nuestro corazón. Evita montarte en el trineo de mercancías
manejada por una jauría de publicistas que subliminalmente te hacen creer que
como sale en la televisión, seguro que es bueno y tienes que adquirirlo. El
consumismo tiene una fuerte raíz en la publicidad masiva y en la oferta
bombardeante que nos crea falsas necesidades. Consumismo, moda y vanidad es un
desbalance mental que se retroalimenta, no deja vivir y empobrece el espíritu.
El circulo vicioso se reproduce a través de la ansiedad por tener lo que no se
tiene, de la necesidad de pertenecer a algo o de mostrar lo que no se es. Todo
está allí para utilizarse, no para definirnos. El dios mercado organiza a
muchos y hasta financia en cuotas y tarjetas la apariencia de felicidad. Si
este es tu caso te deseo: ¡Feliz Consumismo y prósperas deudas nuevas!