Luego de mucho tiempo de deliberaciones y presiones
gubernamentales, en 1996 los principales ejecutivos de televisión de los EEUU
acordaron adoptar un sistema de categorización de los programas, desde el
famoso: “Apto para todo público” hasta “Apto para mayores de…”. Posteriormente
se determinó que el sistema no servía de mucho porque no daba pistas sobre el
contenido de los programas por lo que se incluyeron advertencias como “Escenas
sexuales”, “Escenas de violencia”, etc. El objetivo siempre fue que los padres
pudieran controlar lo que sus hijos mirarían en la televisión. No obstante,
este sistema no advierte acerca de la mentira, la mediocridad, la avaricia, el
culto al dinero, la envidia, etc. Todas estas actitudes se consideran “normales”
y no es de extrañarse que, menores de edad, que carecen de filtros morales en
el hogar, adopten y copien un estilo de vida así. La Biblia, por otro lado,
propone otro tipo de filtro, no ya centrándose en lo negativo, sino en todo
aquello que pueda edificar. Filipenses 4: 8 dice “…hermanos, piensen en todo lo
que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen
en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan
su mente ocupada en eso”. No nos equivocaremos si seguimos el sistema paulino
de clasificación para lo que miramos, escuchamos o leemos. Decide hoy seguir
este consejo ¡Los resultados serán eternos!