Ningún hombre conoce lo malo hasta que no ha tratado de esforzarse
por ser bueno. Solo podrás conocer la fuerza de un viento tratante de caminar
contra él, no dejándote llevar. Todo, lo bueno y lo malo, deja un vacío cuando
se interrumpe. Pero si se trata de algo malo, el vacío va llenándose por sí
solo. Mientras que el vacío de algo bueno solo puede llenarse descubriendo algo
mejor. Felipe II de España dijo: “No hay hombre bueno que no pueda ser mejor,
ni hombre malo que no pueda ser peor”. Sin embargo, ¡Lo malo no puede engendrar
lo bueno ni viceversa! Jesús ya lo había dicho: “No hay árbol bueno que dé
frutos malos, ni tampoco árbol malo que dé frutos buenos. La vida está llena de
sorpresas, unas son buenas y otras malas. Las buenas hay que contarlas y
vivirlas, las malas se olvidan y se cierran en un cajón. ¡Después de lo malo,
viene lo bueno! ¿Sabías que lo malo sucede para que puedas agradecer lo bueno
que trae la vida? Platón decía que: “Nada de cuanto sucede es malo para el
hombre bueno”. El presente no se trata de lo bueno ni de lo malo que vives. Se
trata de lo que haces con lo bueno y con lo malo vives. La única diferencia
entre un día bueno y uno malo es la actitud con la que asumes casa situación.
No todos los días son buenos, sin embargo siempre hay algo bueno todos los
días. ¡Transforma un día malo en algo
bueno!