Nunca desees el mal a nadie, ya que los pensamientos son como un
boomerang, que siempre regresa para golpearte. Aquellos que andan deseando el
mal ajeno, o poniendo el pie para que otro tropiece, deben tener cuidado… en
esta vida todo regresa y te pega por donde más te duele. Si alguien te desea
mal, deséale tú el bien, cada uno ofrece lo que tiene. Todo aquel que esté
deseándote mal, está sembrando su propio destino. ¡Desear el mal ajeno es como
tomarse veneno y esperar a que otro muera! Tal vez alguien te ha hecho mucho
daño y has sentido ganas de que le pase algo malo ¿Para qué? Recuerda que esa
persona ya lleva lo malo por dentro. No le desees mal a nadie, solo desea que
la vida le recompense con lo que esa persona merece, que eso quizá le pueda
resultar más doloroso todavía. Tarde o temprano, tendremos nuestro turno de
estar en la posición en la que una vez tuvimos a otra persona. Nadie puede
hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es
un todo indivisible. No pierdas el tiempo odiando a los que te odian. ¡Al
contrario! Ocúpate en querer a los que te quieren. Con los años aprendes que es
mejor ignorar que odiar. Tarde o temprano el que te hizo daño se destruye solo.