“La única forma de salir ganando de una discusión, decía Dale
Carnegie, es evitándola”. Y evitar no siempre es cobardía, a veces es prudencia
y otras, inteligencia. Recuerdo que mi abuela me decía: “Dos no se pelean si
uno no quiere”. Porque cada discusión tiene, al menos tres puntos de vista: el
tuyo, el del otro y los de los demás. Discutir con un necio nos rebaja a su
nivel y por su experiencia ¡Nos gana! Alguien dijo que discutir es como montar
en una bicicleta estática. Te esfuerzas, sudas, te cansas, te agotas y al final
no te lleva a ningún lado. Deja que el necio hable y hable. Mientras más habla
se hunde más en su miseria. Y tú no digas nada de lo que te puedas arrepentir ¡Al
final saldrás victorioso! Si puedes elegir entre tener la razón o ser amable,
elige siempre ser amable. Y cuando noten que no eres la misma persona de antes,
que has dejado de darle importancia a muchas cosas, entonces se irán sobre ti.
Te acusarán de haber cambiado, de haber perdido la sensibilidad. Incluso de ser
indiferente a los sentimientos. Querrán discutir contigo atacándote de mil
maneras, solo por haber dejado de sufrir por cosas que ya no valen la pena. No
hay mejor testigo que el tiempo para poner la verdad y la mentira en su lugar.
La peor pérdida de tiempo es discutir con un ignorante que se cree sus propias
mentiras y no le importa la verdad o realidad sino sólo la victoria de su
necedad. Al igual que un niño, su paciencia es infinitamente mayor que la tuya ¡Y
nunca se cansará de responderte!