“Nacimos solos, vivimos solos y morimos solos, dijo Orson Wells.
Solo a través del amor y la amistad podemos hacernos la ilusión, por un
momento, de que no estamos solos.” Nacemos en medio de dolores, crecemos,
luchamos, nos enfermamos, morimos mientras otros están naciendo para que, al igual
que nosotros, vivan también su propia comedia. Al estar solos, nos esforzamos a
través de nuestros actos para huir de esa soledad ocupando gran parte del
tiempo buscando compañía y de ahí vienen los grandes tormentos de nuestra vida.
Olvidamos que la soledad enseña más que cualquier compañía y acabamos siendo
copias, habiendo nacido originales. Vivimos la vida con frenesí, convertidos en
una sombra, una ilusión o una ficción. Algunos piensan que no venimos a este
mundo para estar solos… pero yo creo que tampoco vinimos a este mundo para
estar con cualquier persona. Prefiero la tranquilidad de la soledad que la decepción
de una mala compañía. Llegamos a este mundo sin nada ni nadie y nos iremos de
El sin nada ni nadie. Solo seremos el recuerdo de lo que fuimos para los demás.
Debemos aprender a caminar solos, a reír, a jugar y a llorar sin amigos, sin
amor y a veces incluso sin familia, porque solo llegamos y solo nos vamos.